La industria del papel es la que más madera consume del mundo por encima de la energética, de la construcción y de la de fabricación de muebles. En cifras generales, se estima que alrededor del 42% de los bosques explotados lo son para la fabricación del papel y el cartón que podemos utilizar para escribir, para imprimir periódicos, para fabricar bolsas o para hacer cajas con las que envolver alimentos.

La importancia de reciclar los residuos de papel y cartón

Las primeras cifras al respecto aparecieron hace más de 20 años: a finales de los años 90 «EarthWorks Group”, una sociedad de ingenieros que estudia los movimientos del suelo, realizó un estudio que concluía que reciclar la mitad del papel mundial evitaría la tala de 81.000 km² forestales, es decir, unos 20 millones de hectáreas de bosque.

El problema de la producción de papel también afecta como empresa medio ambiente a nivel energético: la transformación de la madera en papel es una fase muy contaminante porque en ella se utiliza gran cantidad de agua y de energía; elementos a los que hay que añadir otros gastos de transporte y tratamiento.

La eliminación de los residuos de papel y cartón de los vertederos y su almacenamiento en las plantas de reciclaje también contribuye a disminuir la emisión de metano a la atmósfera.

Actualmente, y conscientes de la necesidad de dar una nueva vida a aquellas materias primas potencialmente reutilizables para evitar la destrucción del planeta, cada vez son más las personas que apuestan por el reciclaje de sus residuos de papel y cartón depositándolos en su contenedor azul.

Después, llega el trabajo de empresas como la nuestra. En SMV estamos especializados en el tratamiento de todo tipo de residuos. Gracias a estos procesos de reciclaje, más del 90% del papel puede transformarse de nuevo. El consumo de agua y electricidad en este proceso se reduce un 90% y un 50% respectivamente: por cada tonelada de papel que pasa por un proceso de reciclaje se ahorran 140 litros de petróleo, 27.000 litros de agua y se evita la tala de 17 árboles adultos.

Contenedor azul: el primer paso para reciclar los residuos de papel

Más del 80% de los residuos de papel que se producen en España son recuperados y reciclados, lo que nos convierte en el segundo de la UE con mayor tasa de recuperación de cartón y papel, solo por detrás de Alemania.

El proceso de reciclaje comienza en nuestras casas o empresas con la correcta separación de los residuos de papel y cartón, que se colocan en el contenedor azul o en los contenedores específicos de papel colocados en zonas industriales.

Dentro del contenedor azul podemos depositar libretas y folios, periódicos, revistas, sobres (sin ventanilla), trípticos y folletos de publicidad, papel de regalo, capas, piezas de cartón, envases de cereales, galletas y otros productos alimentarios, hueveras de cartón o tubos de papel higiénico.

Algunos consejos para una correcta gestión de los residuos de papel y cartón a nivel doméstico son: doblar o cortar los papeles y cartones antes de depositarlos en el contenedor, no dejar cajas enteras fuera del mismo; o depositar este tipo de residuos en bolsas de cartón y papel que, a su vez, también puedan ser recicladas.

Gestión de residuos de cartón y papel en la planta de reciclaje

Ya en la planta de reciclaje, los residuos del contenedor son separados en función de su gramaje (es decir, de su grosor), que nos indica la cantidad de celulosa que tiene el papel y el cartón. Tras esta primera clasificación, se compactan en balas para su almacenaje y posterior tratamiento.

Las balas de papel o cartón llegan a la papelera de la planta recicladora donde se procesarán de forma industrial. El objetivo es convertir todo ese material en pulpa de celulosa a través de medios químicos o mecánicos.

Para preparar la pulpa se usa un aparato llamado «Pulper», una especie de gran batidora con una hélice. En este proceso de triturado se incluye también agua para ayudar a separar las diferentes fibras que forman el papel.

Tras esto, llega el momento de fabricar el nuevo papel gracias a un proceso que incluye afinamiento, prensado, secado y bobinado. En este proceso se deciden cuáles serán las características del nuevo papel, entre ellas gramajes, calidades, tipo de papel y tipo de bobinas. Previamente, el papel habrá adquirido cierta consistencia y se le habrá eliminado toda la humedad gracias a un proceso de presión y calor.

Tratamiento “especial” de algunos residuos de papel

Algunos tipos de residuos de papel, como el papel gráfico e impreso o el utilizado en productos de higiene, debe someterse a un proceso de destintado para separar impurezas.

En este caso, las fibras de papel, ya separadas, se limpian progresivamente con un proceso de aire que provoca que la tinta se “despegue” del papel. Después, esas fibras, libres de tintas, se blanquean con peróxido de hidrógeno.

Según Ecoembes, en el año 2017 cada español recicló 16,1 Kg. de residuos de cartón y papel (+3,87% más que en 2016) gracias a los 212.852 contenedores azules distribuidos por toda la geografía española. El proceso es laborioso pero merece la pena.

El primer paso para gestión eficiente está en nosotros mismos.