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¿Qué sucede con los residuos espaciales?

El término residuos espaciales (o basura espacial) engloba todos aquellos objetos artificiales dispersos por el espacio, sobre todo en la órbita terrestre, que ya no tienen una función útil. 

Dentro de los residuos espaciales encontramos tanto naves espaciales que ya no sirven como satélites, etapas abandonadas de vehículos de lanzamiento, equipamiento inservible de estaciones espaciales o escombros de fragmentación por desintegración o por colisión de estos elementos o parte de ellos entre sí.

Esta variedad de objetos hace que, dentro de esta misma clasificación, se encuentren distintos materiales, entre ellos pintura, líquidos solidificados, motores o partículas no quemadas de otros materiales metálicos. 

Tipos de residuos espaciales 

Según la Agencia Espacial Europea (ESA), entidad internacional que vigila de manera continua la evolución de la basura espacial y que anualmente realiza un informe de control sobre ella, podemos clasificar los residuos espaciales de la siguiente forma: 

  • Carga útil. Principalmente, satélites.
  • Cohetes y restos de las etapas empleadas para poner misiones en órbita. 
  • Objetos y herramientas perdidas como tornillos, cables, cámaras, etc.

En función de su tamaño, los residuos espaciales pueden ser: 

  • De 1 cm. Se estima que hoy en día hay más de 128 millones de estos fragmentos dispersos por el espacio, aunque la mayoría son indetectables.
  • De entre 1 y 10 cm. Según datos de la ESA, en la órbita terrestre ya hay unos 900.000 fragmentos de residuos espaciales con un tamaño comprendido entre una canica y una pelota de tenis.
  • Más de 10 cm. Estos objetos son los menos comunes. Sin embargo, también son peligroso, ya que, dentro de esta clasificación podemos encontrar desde tornillos, cables o herramientas hasta satélites fuera de servicio.

¿Por qué los residuos espaciales son peligrosos?

Aparentemente, los residuos espaciales están lejos y no suponen ningún riesgo para nuestros. Sin embargo, esta visión es completamente errónea: atrapados en la órbita de la Tierra y fuera de control, el número, masa y área de este tipo de chatarra originada por la actividad espacial del ser humano es cada vez mayor. Esto puede suponer un riesgo para otros satélites, estaciones espaciales o cohetes en funcionamiento, o para nuestro sistema de comunicaciones global.

Los residuos espaciales también representan un riesgo por su propia naturaleza: normalmente se trata de piezas metálicas que circulan a gran velocidad. Como no podemos controlar su trayectoria, en caso de colisión se producen grandes explosiones que, a su vez, generan nuevos residuos que vuelven  circular por el espacio y a colisionar con otros en una cadena infinita conocida como "síndrome de Kettler". 

Además, dentro de la chatarra espacial también hay restos de combustible sólido altamente inflamable que pueden causar graves daños y dispersar contaminantes en la atmósfera en caso de explosión. En este sentido, algunos satélites, especialmente los modelos soviéticos lanzados al espacio durante la Guerra Fría, contienen pilas nucleares con material radiactivo que podrían ser muy contaminantes si vuelven a la Tierra. 

Por último, los residuos espaciales pueden caer en la superficie de la Tierra o, llegado al momento, alcanzar un número tan elevado que no podamos enviar nuevas misiones al espacio e incluso volar, ya que el riesgo de colisión será constante.

¿Qué se hace con la basura espacial? ¿Puede reciclarse? 

Esta duda es habitual, pues muchas personas se preguntan si existe la opción de recuperar los residuos espaciales que ya no sirven y reciclar sus materias primas.

Por ahora, lo más próximo es un sistema ideado por la ESA para recolectar la basura del espacio. Se trata de un satélite diseñado para atrapar con una red o con un robot otros satélites inservibles. Después, junto con la masa de basura espacial cercana, ambos se hunden de forma controlada en la atmósfera para su desintegración. 

Este proyecto, aprobado en 2020, se llama ClearSpace-1, será la primera misión de eliminación de basura espacial del mundo y se pondrá en marcha en 2025, convirtiéndose en todo un hito de la historia espacial.

¿Existen otras opciones para tratar los residuos espaciales y minimizar su impacto?

El principal reto hoy en día no es tanto reciclar como conseguir reducir la cantidad de residuos espaciales y hacer un uso "más sostenible" del espacio. 

Algunas indicaciones de la Agencia Espacial Europea para conseguirlo son: 

  • Diseñar cohetes y naves que minimicen la cantidad de materiales desprendidos durante las fases de lanzamiento. 
  • Eliminar las fuentes de energía de los satélites en desuso para evitar explosiones (pasivación).
  • Alejar los satélites no operativos de los operativos mediante su desorbitación o creando "órbitas cementerio" para ellos. 
  • Reutilizar los materiales de aquellos cohetes que regresan intactos a la superficie. Hasta ahora, el mejor ejemplo de este tipo de cohetes "reutilizables" son los empleados por la compañía aeroespacial Space X. 

En esta misma línea trabajo, se espera que en 2050 se ponga en marcha Gateway Earth, una estación espacial diseñada específicamente para reciclar la basura.


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La valorización de residuos: tipos y beneficios

En los últimos años la preocupación por el medio ambiente es una responsabilidad para los países y sus sociedades. Cada día se presentan nuevas opciones para reciclar y alargar así la vida del planeta.

La reutilización de residuos es una herramienta que nació de esta inquietud por la contaminación. Es un instrumento que permite que la mayoría de los desechos no termine en el vertedero. Se trata de evaluar los restos no como objetos, sino como materia prima de otros procesos.

En SMV ofrecemos servicios de recogida de residuos, a través de los cuales nos encargamos de recoger estos remanentes, no importa cuál sea su origen, para examinarlos y determinar cómo pueden tener una segunda oportunidad.

 

Gestión de residuos

Este concepto engloba todas las actividades que deben realizarse para tratar cualquier residuo. Esto incluye la recogida, el transporte y su tratamiento final.

El procedimiento de valorización dependerá de la composición del desecho. Por ejemplo, para los restos orgánicos se utiliza un método diferente que para los inorgánicos.

En el caso de materiales altamente tóxicos, como pinturas o disolventes, hay un protocolo específico para su recolección y traslado que responde a la gestión de residuos peligrosos.

De ahí la importancia de contar con un gestor de residuos que cumpla con la normativa vigente, y asegure su correcto tratamiento.

Jerarquía de tratamiento

Debido a la alta generación de basura, la Unión Europea definió una jerarquía cuando se trata del tratamiento de desechos.

Como primer paso, se debe tratar de prevenir al máximo la generación de residuos. Sin embargo, se conoce que no producirlos es una tarea casi imposible. Por eso, el segundo peldaño lo compone la reutilización de estos materiales seguido por el reciclaje.

En cuarto lugar, se coloca otra clase de valorización, que incluye el ámbito energético. En quinto y último lugar, está la eliminación en vertederos. Esta jerarquía obliga a las empresas a agotar todas las opciones posibles antes de utilizar los depósitos de basura.

 

¿En qué consiste la valorización de residuos?

Algunos expertos en la materia han definido la valorización de residuos como el resultado de un estudio que establece cómo un desecho pudiera sustituir a otros materiales dentro de un objeto que está diseñado para cumplir una función determinada.

De acuerdo con la Directiva 2008/98/CE de residuos, la valorización se define como la “operación cuyo resultado principal es que el residuo sirva a una finalidad útil al sustituir a otros materiales que, de otro modo, se habrían utilizado para cumplir una función particular”.

No todo debe terminar en la basura. Por eso, existen plantas que clasifican cada tipo de material. Una vez que termina este proceso, estos desperdicios se preparan para transformarse y tener una nueva utilidad.

 

Tipos de valorización de residuos

  • Valoración energética

A través de la incineración de residuos se obtiene la energía proveniente de estos materiales. Esta energía, a veces, es comparable con las funciones de los combustibles convencionales como el carbón, el gas y la hidroelectricidad.

Este en un concepto relativamente nuevo, en auge y muy beneficioso, dado que no necesita de grandes extensiones de tierra y se rige por un riguroso control ambiental.

  • Valoración de materiales sólidos

Es la obtención de materia prima a través del reciclaje. En este aspecto, es común la gestión de residuos no peligrosos como envases plásticos, de papel, cartón, vidrio, entre otros.

 

Beneficios de la valorización de residuos

  1. Reducción de la cantidad de residuos

Al implementar la valorización de residuos, se disminuye la cantidad de basura que finalmente llega a los vertederos.

Si un porcentaje de los desechos de cada empresa termina en su reciclaje o reutilización, se hablaría de una disminución importante de la contaminación a la que se somete al planeta.

Es importante recordar que los colectores de basura representan un riesgo para la sociedad, debido a que su descomposición genera líquidos y gases con efectos nocivos para el suelo, el aire y el agua.

Los colectores de basura podrían traer graves consecuencias para la salud de toda una población y, a la larga, para el medio ambiente en general.

  1. Ventajas económicas para empresas

La reutilización de materiales podría causar una reducción en los costes de la compra de materia prima.

Si una empresa es capaz de producir sus propios materiales, no tendrá que gastar más dinero en sus proveedores.

Si bien la valorización de residuos implica consumo de capital, es preferible pagar este precio y dedicar menos dinero a la adquisición de más materia prima.

  1. Nuevas plazas de trabajo

Desde que se empezó a utilizar esta herramienta, cada vez más consorcios la están empleando. Por esto, cada vez se ha aumentado la inversión en las plantas de reciclaje.

Esta apuesta ha generado un aumento en puestos de trabajo, favoreciendo así la actividad económica de los países. Se estima que cada año aumente la inversión en esta materia.

 

La valorización de residuos no solo es una actividad recomendable, sino que se ha convertido en una acción de vital importancia para el mantenimiento de la vida en el planeta.

En SMV somos muy conscientes de ello y, por ello, nos encargamos de valorizar tus residuos y los de tu empresa de la mejor forma posible, anteponiendo tu comodidad y la preservación del medio ambiente.


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¿Qué tipos de plásticos se pueden reciclar?

El plástico es uno de los materiales que más utilizamos en nuestro día a día y uno de los que mayor cantidad de residuos produce. Actualmente, su uso es muy diverso por disponer de una versatilidad que nos permite fabricar complementos de ropa, enseres de cocina o de higiene personal, muebles, elementos de decoración para el hogar, etc.

Generalmente los plásticos se fabrican con polímeros de resinas mezclados con sustancias que provienen del petróleo y que se moldean mediante presión y calor. Dependiendo de cómo sea este moldeado podemos obtener diferentes tipos de plástico que, a su vez, tienen distintas propiedades físicas y mecánicas (mayor o menor flexibilidad, dureza, capacidad de aislamiento, etc.). Del mismo modo, en función de sus propiedades sabrás qué plásticos se reciclan o no.

¿Cómo se recicla el plástico?

Antes de saber qué plásticos se reciclan has de entender el proceso de reciclado de los residuos plásticos: aunque es relativamente sencillo. El camino comienza en los contenedores amarillos, desde donde los plásticos se llevan a las plantas de selección.

Después, las piezas se clasifican por su composición y por sus color. No hay que olvidar que los residuos de plástico se rompen y trituran en pequeños trocitos o bolitas llamadas granzas que servirán como base para fabricar cualquier otro producto. Si todas las piezas son de la misma densidad y color, la elaboración de las granzas es más sencilla y barata ya que se ahorrará dinero en tintes.

Tras clasificar por composición y color, y antes del triturado, se retiran impurezas (como las etiquetas de papel) de los recipientes de plástico. El siguiente paso es el lavado y tratamiento y, una vez convertidas en granzas, vuelven a pasar por un segundo proceso de limpieza para que las impurezas más densas queden abajo.

El último paso del reciclado del plástico es el secado y centrifugado de las granzas que, completamente secas, se someterán al proceso de calor y moldeado para fabricar nuevos envases, embalajes, aparatos electrónicos, etc.

¿Sabes qué es el Código de Identificación del Plástico?

Prácticamente todos los plásticos pueden reciclarse. Sin embargo, los que están  fabricados con materiales difícilmente separables, muy degradados por las condiciones atmosféricas, o muy pigmentados, no pueden reciclarse.

Para saber cuáles son los plásticos que se pueden reciclar y cuáles no es importante conocer los diferentes tipos de plásticos. Y como saber cuál es la composición del plástico a simple vista es muy difícil, tenemos que tomar como referencia el Código de Identificación Plástico.

El RIC (por las siglas en inglés de Resin Identification Code) nació en la Sociedad de la Industria Plástica de EEUU y se implantó en 1988 como un estándar de clasificación que, actualmente, es válido prácticamente en todo el mundo.

¿Cómo se interpreta este código? El RIC tiene un número identificativo que se corresponde con el tipo de resina con la que se ha fabricado el plástico en cuestión. Este número aparece dentro de un triángulo con esquinas redondeadas. Debajo de éste hay unas siglas identificativas del tipo de polímero usado en este proceso.

La información del RIC no indica que esa pieza se haya fabricado con plástico reciclado o que pueda reciclarse. Simplemente, sirve para el facilitar la separación.

¿Qué clases de plástico se pueden reciclar?

Actualmente son siete los tipos de plástico y seis los que responden a qué plásticos se reciclan con total seguridad:

  1. PET o PETE (Tereftalato de polietileno). Es un plástico transparente que se usa para fabricar botellas de agua o refrescos. Este plástico tiene buena resistencia al vapor y a los gases. Es uno de los plásticos más usados y reciclados.
  2. PE-HD o HDPE (Polietileno de alta densidad). Este plástico se utiliza para fabricar envases de lácteos, zumos, champú, perfume, detergentes, etc. Resiste bien la humedad y es muy duro.
  3. PVC (Policloruro de vinilo). Este plástico es rígido, duro y versátil, y se utiliza para embalar elementos no alimenticios.
  4. LDPE (Polietileno de baja densidad). El LDPE es muy flexible e impermeable al vapor. Se utiliza para fabricar bolsas de alimentos y de basura, botellas exprimibles o tapas flexibles.
  5. PP (Polipropileno). Se emplea sobre todo en la fabricación de utensilios de cocina, como por ejemplo platos de plástico para microondas, pajitas de bebida, cubiertos desechables, etc.
  6. PS (Poliestireno). Muy fácil de moldear, el poliestireno se usa para fabricar material electrónico y espuma de embalaje.

Por seguridad alimentaria, los plásticos con el número 2, 3, 5 y 6 no se pueden reciclar para obtener nuevos envases de comida. Además, en España el número 1 solo puede utilizarse para fabricar botellas de agua y de refrescos, siempre que el envase contenga un mínimo de un 50% de plástico no reciclado.

Por último, y con el número 7 y la letra O, se catalogan aquellos plásticos fabricados con la mezcla de varias resinas, entre ellas el policarbonato y el ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno). Estos plásticos no pueden reciclarse.

Esperamos que esta guía te resulte de utilidad para saber qué tipos de plástico se puede reciclar de forma sencilla e intuitiva. Desde SMV nos encargamos de la recogida y transporte de residuos, incluido los desechos plásticos. Si necesitas este servicio, no dudes en contactarnos.


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¿Qué son los residuos inorgánicos?

Se consideran residuos todos aquellos materiales o productos desechados. Los residuos pueden estar en cualquier estado físico (sólido, semisólido, líquido o gaseoso), siendo éste una de las claves para su depósito en los diferentes contenedores en Valencia. Existen varios tipos de residuos entre los que se incluyen los inorgánicos. Pero, ¿qué son los residuos inorgánicos y cómo es su tratamiento? En este artículo, desde SMV profundizaremos en los «desechos inorgánicos» y en su clasificación.

¿Qué son los residuos inorgánicos?

El significado de residuos inorgánicos hace referencia a todos aquellos materiales de desecho cuyo origen no es biológico. A diferencia de los orgánicos, desechos inorgánicos han sido fabricados en procesos industriales y artificiales. Por ejemplo, la cáscara de manzana es basura orgánica, pero las telas o los plásticos son materias fabricadas artificialmente y, por lo tanto, son residuos inorgánicos.

Los residuos inorgánicos tardan mucho tiempo en degradarse ya que no «se reintegran» en la naturaleza como ocurre con la gran mayoría de los residuos orgánicos. Algunos pueden hacerlo, pero tras el paso de los años y con la liberación de sustancias contaminantes nocivas para la salud y para el medioambiente. Por eso, muchos residuos inorgánicos están catalogados como residuos no biodegradables.

En todo caso, es importante recalcar que la gran mayoría de los residuos inorgánicos son reciclables y pueden volver a utilizarse en la cadena de producción y consumo.

Clasificación de los desechos inorgánicos

Podemos clasificar en una lista de residuos sólidos inorgánicos a:

Vidrio

Se trata de uno de los residuos inorgánicos con mayor potencia para ser reciclados, bien a través de la recogida selectiva en contenedores o por el uso de envases retornables. Además del ahorro, el reciclaje de vidrio es importante porque una acumulación masiva de este material no reciclado puede ser problemática.

Papel y cartón

Los residuos de papel y el cartón también son residuos inorgánicos con un alto porcentaje de reciclaje. Algunos pueden pensar que su origen es orgánico ya que proceden de la celulosa de los árboles. Sin embargo, en el proceso de transformación del papel se emplean muchos materiales (gomas, aditivos, colorantes) que dificultan su «reinserción» natural y cuyo vertido en ríos o suelos puede ser peligroso.

Chatarra

Alrededor del 3% de los residuos inorgánicos producidos son chatarra, es decir, basura doméstica formada por latas de conservas y refrescos, entre otros. La importancia de reciclar la chatarra es tal que permite contar con numerosos beneficios.

Envoltorios y envases

Prácticamente el 20% de la basura está compuesta son envoltorios y envases. Esto se debe a que los productos se “sobre-empaquetan”, lo que supone un aumento del número de residuos diarios que producimos.

Plásticos

Uno de los residuos inorgánicos más identificables y con mayor potencial de reciclaje. En este caso, reutilizar es fundamental, ya que la gran mayoría de estos residuos no se degradan. Los residuos plásticos suponen, aproximadamente, el 9% de los residuos urbanos.

Algunos ejemplos de basura inorgánica son:

    • Embalajes de celofán.
    • Bolsas de plástico.
    • Ropa de fibras sintéticas.
    • Recipientes de PVC (bandejas, botellas, etc.)
    • Pilas.
    • Baterías.
    • Tetrabricks.
    • Botellas de cristal.
    • Frascos de vidrio.
    • Cartuchos de impresora.
    • Cables rotos.
    • Neumáticos.

Reciclaje de residuos inorgánicos: ¿es posible?

La pregunta que muchas personas se hacen es: ¿se puede reciclar la basura inorgánica? La respuesta es que sí. De hecho, casi todos estos residuos pueden volver a utilizarse.

Algunos consejos para reducir el consumo de material inorgánico o para reciclarla de manera eficiente son:

  • Elige alimentos frescos. Los alimentos procesados llevan más envoltorios.
  • Utiliza envases que puedas volver a utilizar.
  • Instala filtros reutilizables en cafeteras y hornos.
  • Intenta no romper los envases de vidrio, ya que éstos se reciclan por separado.
  • Quita la tapa de los envases de plástico y comprímelos para reducir su volumen en el contenedor.
  • Deja tus neumáticos usados en el taller en el que te los cambien para su mejor reciclaje.

Reciclar residuos inorgánicos es muy importante para reducir el consumo de energía y de materias primas. En SMV trabajamos para ofrecer su mejor gestión integral cumpliendo con la legislación vigente siendo conscientes de que la adecuada gestión y tratamiento de los residuos es responsabilidad de las empresas de recogida y transporte de residuos como la nuestra.

Si quieres contar con nuestros servicios, ¡contáctanos! Desde SMV nos encargaremos del tratamiento de residuos inorgánicos.


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¿Cómo gestionar los residuos del COVID?

Según algunas fuentes, los residuos sanitarios se han multiplicado un 300% desde marzo. Este aumento se debe al uso de materiales de protección para combatir la COVID-19, tanto en entornos sanitarios como domicilios y en espacios como colegios y centros de trabajo.

La nueva situación también nos plantea preguntas respecto al tratamiento de estos por una empresa de gestión de residuos. La clave es la información y la concienciación: por ejemplo, mascarillas desechables y guantes de látex deben ir siempre al contenedor gris, mientras que los botes de gel hidroalcohólico vacíos pueden ir al contenedor amarillo (con los envases).

Aun así, existen algunas dudas:

  • ¿Qué pasa con los residuos de personas que se han infectado con COVID-19?
  • ¿Existe alguna normativa específica en este caso?
  • ¿Afecta la crisis sanitaria a nuestras rutinas de reciclaje habituales?

¿Qué dice la Ley sobre la gestión de residuos del COVID-19?

La pandemia del Covid-19 ha provocado que, desde el Ministerio de Sanidad, se haya aprobado una Orden Ministerial (Orden SND/271/2020, de 19 de marzo) para establecer instrucciones sobre gestión de residuos procedentes de domicilios, hospitales, ambulancias, centros de salud y/o establecimientos que hayan tenido contacto con la COVID-19.

La orden también aporta algunas recomendaciones relacionadas con el manejo de residuos domésticos en hogares sin positivos o cuarentena durante la crisis sanitaria.

Gestión de residuos del COVID-19 en viviendas y domicilios particulares

En hogares con un positivo de coronavirus COVID-19, es aconsejable gestionar los residuos de la persona contagiada de manera independiente al resto de desechos del domicilio.

Según la orden ministerial, todos los residuos de la persona infectada, incluido el material desechable (guantes, mascarillas, pañuelos, etc.), debe eliminarse en una bolsa de plástico, dispuesta en un cubo de basura en la habitación aislada (preferiblemente con tapa y pedal de apertura) y sin realizar ninguna separación para reciclaje.

La bolsa de plástico debe cerrarse (si es de manera hermética, mejor) e introducirse en una segunda bolsa en la que, además, se depositarán los guantes y mascarilla usados por el cuidador. Esta bolsa se dejará, a su vez, con el resto de los residuos domésticos.

Las bolsas de residuos de domicilios en cuarentena o con personas con COVID-19 se depositarán, convenientemente cerradas, en el contenedor de "resto de residuos", quedando terminantemente prohibido hacerlo en contenedores de recogida selectiva (orgánica, envases, papel, vidrio o textil) o abandonarlos en la vía pública.

Gestión de residuos del COVID-19 en residencias y hoteles medicalizados

La Orden SND/271/2020, de 19 de marzo establece cómo debe ser el tratamiento de residuos del COVID-19 en espacios que tengan más riesgo de contacto, como por ejemplo residencias.

Se recomienda llenar los contenedores disponibles al máximo, “evitando entregarlos sin optimizar su capacidad”, ya que la recogida de residuos es un servicio esencial y las administraciones deben garantizar servicios suficientes.

Tanto en las residencias como en los hoteles medicalizados, las bolsas que contengan residuos que hayan podido estar en contacto con el virus se identificarán externamente (mediante cinta aislante o similar) y se depositarán según lo establecido por las autoridades responsables de la recogida de residuos urbanos.

El objetivo es que estas bolsas, debidamente señalizadas, vayan directamente a la incineración o, en su defecto, al vertedero, pero que en ningún caso se proceda a su apertura manual.

Gestión de residuos sanitarios en hospitales, centros de salud, ambulancias o laboratorios

Los residuos en contacto con COVID-19 procedentes de hospitales, ambulancias, centros de salud, laboratorios o establecimientos similares, así como aquellos derivados de la desinfección de instalaciones (como guantes, mascarillas o batas), se consideran “residuos infecciosos” y se gestionan como tales.

Aunque el ordenamiento jurídico español no dispone de una normativa específica sobre la gestión de residuos sanitarios, en esta situación se aplican los ordenamientos generales previstos en la Ley 22/2011 de 28 de julio de Residuos y Suelos Contaminados, en el Real Decreto 833/1988 de 20 de julio sobre residuos tóxicos y peligrosos y en la Ley 11/1997 de 24 de abril de envases y residuos de envases.

Dentro de la normativa, destaca el RD 653/2003 de 30 de mayo, que exige la observancia de determinados procedimientos antes de aceptar residuos peligrosos para su incineración o co-incineración en función de su naturaleza, especialmente si son desechos clínicos infecciosos.

De la misma forma, el RD 1481/2001 de 27 de diciembre prohíbe que cualquier vertedero admita residuos infecciosos prohibiendo expresamente, en su artículo 10, la manipulación directa de los residuos clínicos infecciosos o su mezcla con otro tipo de residuos.

¿Ha afectado la crisis del COVID-19 al reciclaje?

Aunque las plantas de tratamiento siguen separando la basura para su reciclaje, la epidemia está provocando que aumente el porcentaje de residuos que van al vertedero o a la incineradora, especialmente aquellos procedentes de hospitales, centros de salud, ambulancias o procesos de desinfección.

Respecto al resto de bolsas depositadas en los contenedores de resto, llegan igualmente a las plantas de tratamiento, donde se intenta recuperar la mayor cantidad de desechos reciclables que han llegado a esta bolsa por error. Sin embargo, y siguiendo el protocolo de actuación del Miteco, se elimina cualquier proceso que exija manipulación manual para evitar exponer a los trabajadores al virus.

Una vez seleccionados los residuos reciclables, se embalan y quedan almacenados, al menos durante 72 horas, antes de enviarse a las plantas de reciclaje para garantizar la mayor seguridad.

¿Tienes más dudas sobre la gestión de residuos? Contáctanos y te las resolvemos.


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¿Qué son los residuos sólidos recuperables?

El término residuo sólido se aplica a todo material de desecho que se presenta en este estado a excepción de los residuos peligrosos, los líquidos y las emisiones atmosféricas. La mayoría de los residuos sólidos son generados por las actividades rutinarias de los humanos, ya que aquellos derivados de actividades industriales, especiales o inusuales no se integran en esta definición.

Dentro de los residuos sólidos encontramos:

  • Residuos sólidos urbanos ordinarios.
  • Residuos biodegradables.
  • Residuos inertes.
  • Residuos sólidos reciclables.

Definiendo los residuos sólidos recuperables

Los residuos sólidos recuperables son aquellos productos y materiales desechados tras su vida útil y que, aunque carecen de valor económico en sí mismos, pueden aprovecharse para diferentes usos tras un proceso de tratamiento y transformación.

Para dar una nueva a los residuos sólidos recuperables es necesario separarlos y clasificarlos por materiales en las plantas de reciclaje. Después, los residuos se someten a diferentes procesos para su limpieza y compactado con el objetivo de ser comercializados como materia prima industrial.

Los principales "productores" de residuos sólidos recuperables somos los propios ciudadanos, de ahí la importancia del reciclaje en nuestro día a día y no cometer errores. De hecho, se calcula que casi un 90% de los residuos sólidos que producimos pueden recuperarse y reutilizarse.

¿Qué puede considerarse residuos sólido recuperable?

Papeles y plásticos

En esta categoría se incluyen folletos, periódicos, revistas, hojas, carpetas, guías telefónicas y envases de cartón. Antes de reciclarlos, es importante eliminar por completo los restos de grapas, cintas adhesivas o plástico.

Chatarra

Los residuos sólidos reutilizables de metal pueden ser tuberías, cobre procedente de cables eléctricos, estaño de soldaduras o aluminio de ventanas y menaje de cocina. Las latas de aluminio y acero también se recuperan para hacer otras latas sin perder calidad en el metal.

Un buen reciclaje de chatarra es fundamental para darle esta segunda vida a los residuos de metal.

Vidrio

El vidrio incluye en su composición materias como sílice, alcaloides y estabilizantes como la cal, siendo su capacidad de reciclaje alta y prácticamente infinita.

No se consideran residuos sólidos recuperables bombillas y tubos de luz, lámparas, espejos, lentes, macetas, vajilla y objetos cerámicos.

Telas

Prácticamente cualquiera de los tejidos con los que se fabrica nuestra ropa puede reutilizarse, tanto los naturales (algodón, lino, etc.) como los sintéticos. Su reutilización puede ser directa (el 65% de los tejidos depositados en los contenedores de ropa se destina a su venta en segunda mano), o indirecta (el 16% de los tejidos de reciclaje se recicla como relleno y se utilizan sus fibras)

Valorización de los residuos sólidos reutilizables

Los residuos sólidos recuperables también se denominan “valorizables”, entendiendo la valorización como un conjunto de acciones cuyo objetivo es recuperar su valor mediante la recuperación de materiales, el aprovechamiento y el uso racional de los recursos.

En todos los casos, la valorización de los residuos sólidos debe realizarse siempre de forma segura tanto para la salud humana como para el medioambiente, según lo establecido en la Ley 22/2011 de residuos.

Esta misma ley especifica dos tipos de valorización de residuos sólidos recuperables:

Valorización energética

Implica la incineración de residuos sólidos. Esta acción permite obtener pequeñas cantidades de residuos y energía proveniente de los materiales. La elección de residuos depende de sus niveles de eficiencia energética durante el proceso de quemado.

Este tipo de valorización permite obtener Combustible Sólido Recuperado (CSR), cuya principal función es proporcionar combustible alternativo a aquellas industrias que no utilizan energías renovables. El uso del CSR reduce la cantidad de residuos enviada a los vertederos (un 90% en volumen y hasta un 75% en peso, contribuyendo a evitar problemas de almacenamiento) y el uso de combustibles fósiles.

Valorización material

Normalmente la valorización material de los residuos sólidos recuperables se realiza a través del compostaje o de la digestión anaeróbica. El objetivo, en este caso, es obtener nuevos materiales para uso industrial.

Los materiales que pueden valorizarse gracias al reciclaje de residuos sólidos urbanos y domésticos son envases, tetrabricks, papel, cartón, vidrio y materia orgánica.

Como empresa especializada en la gestión gestión de residuos, en SMV ofrecemos servicios de recogida y transporte de desechos de todo tipo desde el contenedor hasta las plantas de reciclaje para su posterior tratamiento. Si buscas un gestor especializado y que cumpla con la normativa vigente, contacta con nosotros.


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La importancia del tratamiento de residuos agrícolas

Los residuos agrícolas son aquellos desechos generados por el desarrollo de actividades propias del sector primario como la agricultura o la silvicultura. Desde SMV te contamos algunos aspectos clave sobre su gestión, el tratamiento de los residuos agrícolas y reutilización.

¿De dónde proceden los residuos agrícolas?

Los residuos agrícolas y forestales son consecuencia de procesos relacionados directamente con la obtención de recursos naturales y su transformación. En la mayoría de las ocasiones, se obtienen como restos de los cultivos o de las limpiezas del campo para evitar plagas e incendios.

Tanto los residuos agrícolas como los residuos forestales pueden aparecer en estado sólido (el ejemplo más claro es la leña) o en estado líquido (cualquier elemento residual obtenido gracias a una actividad agropecuaria, como por ejemplo los purines).

A nivel específico, la producción de residuos agrícolas está marcada por la estacionalidad, ya que provienen de los cultivos. Tras la producción y recogida de los mismos, los residuos agrícolas deben retirarse del campo para que no interfieran en el resto de las actividades agrícolas. En el caso de los residuos forestales, su principal origen son las labores de mantenimiento y mejora de montañas, montes y masas forestales, o actividades como la tala de árboles y de troncos.

También se consideran residuos agrícolas aquellos derivados de industrias agroalimentarias como la fabricación de aceite de oliva, vino o frutos secos. Dentro de los residuos forestales se incluyen, además, los desechos de plantas madereras, fábricas productoras de corcho o pasta de papel.  El tratamiento de residuos agrícolas es muy importante, entre otras cosas, para producir biocombustibles.

¿Cuáles son los residuos agrícolas?

Los residuos agrarios se generan en entornos naturales. En su mayoría son restos de cereales, frutales, fibras textiles y semillas oleaginosas, cultivos frutales, viñedos y plataneras. También se consideran residuos agrícolas los plásticos usados en agricultura intensiva.

Otros ejemplos de residuos agrícolas son:

  • Restos de poda y de cultivos.
  • Plásticos y mallas procedentes de invernaderos, mangueras, etc.
  • Sacos de papel y cartón envase de abonos y fertilizantes.
  • Envases de plástico de abonos y fertilizantes.
  • Estructuras metálicas de invernaderos.
  • Tuberías para conducción de agua y drenaje.
  • Palés de madera o similares.
  • Envases vacíos fitosanitarios.
  • Restos de productos fitosanitarios.
  • Aguas de lavado de tanques/maquinaria agrícola.
  • Materiales de destrío y desbroce.
  • Restos de vinificación.
  • Envases de papel, madera, cartón y/o plástico.
  • Filme para recubrir forrajes y facilitar su ensilado.
  • Cordelería.
  • Acolchado para suelos.

Muchos de estos residuos pueden reutilizarse, reciclarse e incluso tratarse como subproductos agrícolas de manera directa. Otros, como los envases de fertilizantes, los plásticos de invernadero o los restos fitosanitarios deben tratarse correctamente y no cometer errores al reciclar.

¿Por qué es importante el tratamiento de los residuos de la agricultura?

La mala gestión de los residuos agrícolas puede suponer un problema medioambiental que origina un deterioro progresivo y acumulativo en el entorno, lo que puede constituir un problema de higiene pública.

  • La quema indiscriminada o incontrolada de los residuos supone la emisión de tóxicos a la atmósfera.
  • Su abandono atrae a roedores e insectos y puede originar plagas.
  • El vertido de residuos fitosanitarios puede contaminar suelos, aguas superficiales y acuíferos.
  • El abandono de residuos metálicos puede provocar su descomposición y problemas de contaminación de tierra, agua y atmósfera.

Tratamiento de residuos agrícolas: algunas opciones de valorización

En España se generan cada año unos 27 millones de toneladas anuales de residuos procedentes de actividades agrícolas. Más del 50% proceden de la poda de árboles frutales, cultivo de vid, olivo y cereales.

De manera directa, la combustión de los residuos agrícolas y forestales pueden ser una fuente energética para calefacción, tanto en el ámbito doméstico como a nivel industrial.  Otros de sus usos son:

  • Combustibles (generación de energía térmica y electricidad).
  • Subproductos derivados de la madera.
  • Alimentación animal.
  • Combustibles fertilizantes.
  • Camas de ganado.
  • Compostaje.

Legislación aplicable a los residuos agrícolas

La gestión de residuos agrícolas y/o forestales (recogida, transporte y tratamiento) debe ser realizada por gestores autorizados acorde a la legislación vigente establecida en la Ley 10/1998, de 21 de abril, sobre Residuos.

Aún así, a nivel jurídico no existe una normativa específica que recoja el tratamiento de los residuos agrícolas, ya que cada tipo de residuo (orgánicos, plásticos, fitosanitarios,etc.) debe reciclarse y gestionarse de una manera concreta.

Por otra parte, la recogida selectiva, el transporte, el almacenamiento y el reciclado de los residuos derivados de la agricultura puede acogerse a los sistemas de gestión específicos.

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Residuos explosivos: todo lo que debes saber sobre su gestión

Desde el 1 de junio de 2015 todos los residuos deben categorizarse en función de su peligrosidad y según las pautas establecidas en el Reglamento 1357/2014 de 18 de diciembre de 2014. Los explosivos se consideran uno de los residuos más peligrosos y están catalogados dentro de la categoría HP1. Bajo la definición residuos explosivos se engloban aquellos que "pueden desprender gases a una temperatura, presión y velocidad tales que pueden ocasionar daños a su entorno", como consecuencia de una reacción química.

¿Qué tipos de explosivos existen?

Un explosivo es toda aquella sustancia que por alguna causa externa (roce, calor, percusión, etc.) se transforma en gases liberando calor, presión o radiación en un breve espacio de tiempo. Estas sustancias y preparados se presentan en estado sólido, líquido, pastoso o gelatinoso e, incluso en ausencia de oxígeno del aire, pueden reaccionar de forma exotérmica detonando, deflagrando o  explotando.

Los explosivos pueden ser:

Pulverulentos

Compuestos por nitrato amónico, impermeabilizantes, estabilizantes y sustancias combustibles y oxidantes. Son sensibles a los golpes y a la fricción, y su velocidad, potencia y densidad de detonación son bajas.

Hidrogeles

Constituidos por una mezcla de disolución oxidante y nitrato de monometilamina a la que se le añaden sustancias combustibles y gelificantes. Estos explosivos presentan gran velocidad de detonación y producen humo de toxicidad baja.

ANFOS

Están compuestos por sustancias combustibles y oxidantes a las que se añaden aditivos como el polvo de aluminio. Este tipo de explosivos producen gases tóxicos y son insensibles a los golpes.

Emulsiones

Las emulsiones explosivas están compuestas por una parte oxidante y una parte con combustible. Tienen un densidad y potencia muy elevada.

Pólvora de mina

Se trata de una mezcla de azufre, carbón vegetal y nitrato potásico. Su potencia de detonación es baja.

Explosivos Gelatinosos

Están compuestos por nitroglicerina o nitroglicol, nitrocelulosa, estabilizantes y sustancias combustibles y oxidantes. Son sensibles a los golpes y presentan gran velocidad de detonación y  elevada potencia.

¿Qué son los residuos explosivos?

Los residuos explosivos son aquellos que "tienen una constante de explosividad igual o mayor a la del dinitrobenceno, o bien que son capaces de producir una reacción o descomposición detonante o explosiva a 25ºC y a 1.03 kg/cm2 de presión".

Dentro de esta categoría se incluyen residuos pirotécnicos, residuos de peróxidos orgánicos explosivos (utilizados, entre otros usos, para la fabricación del poliestireno, el cloruro de polivinilo y productos compuestos como la fibra de vidrio) y residuos autorreactivos explosivos. Algunos ejemplos de residuos explosivos son los restos de pólvora o los desechos químicos de amonio.

También se considerarán residuos explosivos aquellos que contengan:

  • Peróxidos. Utilizado para fabricar tintes de pelo, combustibles o cohetes.
  • Cloratos. Se emplea, entre otros usos, para fabricar cerillas.
  • Percloratos. Habituales en la fabricación de cohetes y en las formulaciones empleadas en pirotecnia.
  • Ácido pícrico. Usado en la industria armamentística.
  • Trinitrotolueno. Conocido como TNT y utilizado como explosivo.
  • Trinitrobenceno. Habitual en la industria armamentística, siendo especialmente relevante para la fabricación de bombas atómicas y otras armas nucleares.
  • Permanganato de potasio. Fósforo blanco, utilizado como agente incendiario de uso militar.

Almacenaje, gestión y transporte de residuos explosivos

La dinamita y otros explosivos, así como agentes de voladura, fulminantes y otros accesorios se almacenarán en depósitos diferentes. Algo similar ocurre con los residuos explosivos, que deben guardarse aislados de cualquier otro material peligroso como residuos inflamables, corrosivos, irritantes, infecciosos o ecotóxicos.

Además, cualquier aspecto relacionado con la gestión de residuos explosivos debe ajustarse a legislación sobre residuos peligrosos recogida en la Ley 22/2001, de 28 de julio, donde se incluye  el transporte destinado a la eliminación y la valorización de los mismos. Este transporte, que también aparece reflejado en el Real Decreto 412/2001, de 20 de abril por el que se regulan diversos aspectos relacionados con el transporte de mercancías peligrosas por ferrocarril; y en el Real Decreto 97/2014, de 14 de febrero, por el que se regulan las operaciones de transporte de mercancías peligrosas por carretera en territorio español, debe ir acompañado de un documento de identificación a efectos de seguimiento y control. Este documento contendrá información relevante sobre el explosivo, como la fecha de ingreso del residuo, el nombre del residuo y su cantidad, la clasificación (en este caso, H1), el estado de los residuos explosivos, su origen, su fecha de salida y su destino final.

Los residuos explosivos deben transportarse cumpliendo la normativa sobre envasado, embalado y etiquetado/rotulado que afecta al transporte de todos los residuos peligrosos. Además, su traslado también debe hacerse de forma independiente a cualquier otro tipo de residuo para evitar el riesgo de reacción química.

El transporte de residuos explosivos debe ser realizado por una empresa especializada con los seguros responsabilidad civil y daños medioambientales vigentes. Dichas empresas deben adoptar medidas para que los vehículos cumplan las condiciones reglamentarias y que los conductores y técnicos sean informados sobre las características especiales de los residuos.

A su vez, el medio de transporte (generalmente un camión), deberá ir identificado con banderolas, rotulación, rombos, etc. Los operarios encargados de la gestión de los residuos explosivos irán equipados con casco protector, lentes de seguridad, máscara antipolvos, ropa de protección contra salpicaduras químicas, botas con puntera de acero y guantes.
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¿Cómo se tratan las aguas residuales de las industrias?

Las aguas residuales no tratadas pueden estar contaminadas y suponen un importante peligro para la salud pública. De hecho las aguas residuales son uno de los desechos más nocivos que producimos los seres humanos.

Cuando las aguas residuales son vertidas sin control o sin la gestión adecuada, pueden dañar las aguas dulces (ríos y lagos), y el medio marino y convertirse en una grave amenaza para la fauna y la flora. Además este proceso favorece la eutrofización, una proliferación excesiva de algas que asfixian otras formas de vida.

En este artículo, desde SMV te explicamos qué son las aguas residuales, cómo se clasifican (aguas residuales domésticas, aguas residuales de industrias y aguas residuales urbanas) y cuál es el proceso para tratarlas correctamente.

Aguas residuales: ¿qué son?

Las aguas residuales son aquellas resultantes de procesos domésticos e industriales y que han sido afectadas negativamente por la acción del ser humano. El agua que utilizamos en casa (en el inodoro, para lavar los platos o en la lavadora), en procesos industriales (fábricas) y del sector primario (agricultura, ganadería y apicultura) o a nivel urbano (sistema de alcantarillado,etc.) se consideran aguas residuales.

¿Por qué es necesario tratar las aguas residuales?

Normalmente las aguas residuales tienen muchos contaminantes (grasas, microplásticos, partículas de jabón o detergente, materia orgánica, residuos industriales, herbicidas, plaguicidas, etc.) y algunos son altamente tóxicos. Si no se gestionan correctamente por una cuestión accidental o por mala praxis, estos tóxicos pasan a las aguas naturales y acaban contaminándolas a nivel físico, químico o biológico.

Tanto las aguas residuales procedentes de las actividades industriales, como las aguas residuales urbanas deben depurarse antes de volver a la naturaleza. Para ello se conducen a plantas o estaciones depuradoras donde se someten a diferentes tratamientos.

Tipos de aguas residuales según su origen

Las aguas residuales pueden clasificarse en tres grandes grupos:

Aguas residuales domésticas/urbanas

Tienen su origen en las viviendas y están producidas, en esencia, por el metabolismo humano y por las actividades domésticas. Estas aguas suelen estar contaminadas por elementos orgánicos, sólidos sedimentables y bacterias.

Aguas residuales de industrias

Son aguas residuales vertidas desde lugares con finalidad comercial o industrial. Todo el agua derivada de fábricas, plantas de producción energética, de consumibles o manufactureras son aguas residuales industriales.

Aguas residuales de la agricultura y la ganadería

Son aguas residuales derivadas de actividades como el regadío. Puesto que algunos cultivos necesitan mucha agua, también producen muchas aguas residuales. Algo similar ocurre con la ganadería intensiva, que produce aguas residuales contaminadas con productos químicos que se usan para criar ganado, desechos fecales y orina de los animales.

Normativa sobre el tratamiento de aguas residuales de industrias

La depuración de aguas residuales es obligatoria desde la publicación de la Directiva 91/271/CE de 21 de mayo. De hecho, todos los núcleos urbanos deben disponer, según su aglomeración y extensión, de instalaciones que garanticen la recogida y el tratamiento de aguas, y no pueden verter aquellas residuales directamente en ríos o espacios naturales.

Las empresas, además, deben disponer de un permiso de vertido específico, y todas sus aguas deben tratarse y sanearse antes de ser descargadas en el alcantarillado. Esta autorización es estándar (Orden AAA/2056/2014, de 27 de octubre, por la que se aprueban los modelos oficiales de solicitud de autorización y de declaración de vertido), y se obtiene en función de:

  • El origen de las aguas residuales.
  • La localización del punto de vertido.
  • El caudal y valores límite de emisión del efluente.
  • Las instalaciones de depuración y evacuación de la empresa.
  • El pago de una tasa del canon de control de vertidos destinada a la protección, mejora y estudio del medio receptor de las aguas residuales de industrias.
  • Las actuaciones desarrolladas por la empresa para reducir la contaminación de sus aguas.
  • El lugar donde se depositen los vertidos: conectores, cauce público, medio natural o el mar.  En este último caso, el tratamiento y gestión de agua se observa en el REAL DECRETO 1471/1989, modificado por RD 1115/1992, sobre legislación de aguas marinas.

 

La Directiva 91/271/CE está recogida, a su vez, dentro del Marco del Agua europeo contemplado en la Agenda 2030. Otras directivas que se aplican directamente a las aguas residuales de industrias son:

  • Directiva 96/61/CE relativa a la prevención y al control integrados de la contaminación.
  • Directiva 86/278/CEE relativa a la protección del medio ambiente y, en particular, de los suelos, en la utilización de los lodos de depuradora en agricultura.
  • Directiva 86/280/CEE del Consejo, de 12 de junio de 1986, relativa a los valores límite y los objetivos de calidad para los residuos de determinadas sustancias peligrosas comprendidas en la lista I del Anexo de la Directiva 76/464/CEE.

En el marco nacional, la gestión y el tratamiento de aguas residuales de la industria se recoge, entre otras, en la Ley 5/2002, de 3 de junio, sobre vertidos de aguas residuales industriales a los sistemas públicos de saneamiento.

Gestión y tratamiento de las aguas residuales de origen industrial

Las aguas residuales de industrias pueden tener diversos orígenes y su tratamiento es diferente en cada caso, aunque siempre buscando que el vertido no cause impacto en el medioambiente. Si el agua tratada vuelve a la red pública de saneamiento, su composición deberá adaptarse a la normativa vigente. Cuando un vertido cero sea imposible, la única solución es aplicar los tratamientos necesarios para su adecuación a los límites de vertido establecidos por ley.

El tratamiento de las aguas residuales industriales debe realizarse en una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDRA). El agua llegará hasta ella a través de conectores y allí permanecerá 24 - 48 horas antes de ser devuelta a su cauce receptor.  En este tiempo se somete al siguiente proceso:

  • Pretratamiento. Permite eliminar residuos de gran tamaño, grasas flotantes y arenas y sólidos de mayor grosor.
  • Tratamiento Primario. El agua se deja reposar en unos grandes estanques de agua llamados decantadores. El objetivo es que los residuos ligeros suban a la superficie y los pesados (fangos) vayan hacia el fondo. Los métodos usados en este tratamiento son sedimentación, flotación o neutralización (disminuyendo los niveles de pH del agua).
  • Tratamiento Secundario. Las aguas residuales pasan a unas grandes balsas en las que se someten a procesos aeróbicos y anaeróbicos para eliminar restos orgánicos. En este tratamiento el agua se remueve constantemente con unas batidoras. Para la depuración se usan lodos activos, lechos bacterianos, filtros verdes o digestión anaeróbica.
  • Tratamiento de fangos. Sirve para eliminar los agentes patógenos del agua. Esta fase se centra en el tratamiento de fangos agua, que pasan a otra instalación (digestor) donde se tratan antes de ser almacenados. Normalmente esta última parte del proceso es opcional y se realiza cuando el agua se va a reutilizar, por ejemplo para riego de jardines o cuando se vierte en espacios protegidos. 

En SMV somos expertos en el tratamiento de residuos de industrias. Si necesitas asesoramiento sobre esta materia, contacta con nosotros.


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Gestión de residuos inertes: cómo reconocerlos y su tratamiento

El principal objetivo de cualquier tratamiento de residuos es su recuperación, valoración o eliminación, reduciendo las posibles sustancias tóxicas que contenga y aprovechando la mayor parte de su materia prima. Ésta puede ser reutilizada o usada como fuente de energía o para adecuar su depósito en vertederos.

El tratamiento de los diferentes tipos de residuos inertes y orgánicos puede variar en función del tipo de desecho y de su peligrosidad, de la cantidad del mismo y, sobre todo, en si en la recogida de residuos están mezclados o separados antes de llegar a la planta de reciclaje.

¿Qué son los residuos inertes?

Un residuo es cualquier sustancia u objeto que desechamos. Los residuos se clasifican en relación a su origen, composición y grado de peligrosidad.

Según su origen, los residuos pueden ser domésticos, biorresiduos (derivados de actividades como la jardinería, de la actividad sanitaria, de la construcción) o mineros. Según su composición, pueden ser orgánicos e inorgánicos. Por último, y según su grado de peligrosidad, los residuos pueden ser inertes, peligrosos o tóxicos, y no peligrosos.

Los residuos inertes son aquellos que no experimentan transformaciones físicas, químicas o biológicas o que, en caso de hacerlo, tienen una repercusión mínima. El Real Decreto 1481/2001, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero, añade a esta definición otras características fundamentales para entender cuáles son los residuos inertes. Y es que, además de lo anterior, los residuos inertes "tienen una emisión reducida de lixiviados (percolación fluidos a través de elementos sólidos), son poco tóxicos, y no suponen ningún riesgo para las aguas superficiales o subterráneas". El ejemplo más claro de residuo inerte son los escombros.

Debido a su naturaleza, los residuos inertes no son solubles ni combustibles, ni reaccionan química, física o mecánicamente cuando entran en contacto con el entorno o con otros materiales. Tampoco son biodegradables aunque, por ser inocuos, pueden utilizarse como materiales de relleno en obras, de ahí la importancia de saber reconocerlos y de gestionarlos adecuadamente.

Tipos de residuos inertes

Muchos de los llamados residuos inertes son industriales porque están vinculados al desarrollo de actividades industriales y de la construcción, por eso a veces se denominan “residuos de construcción y demolición”. Este concepto incluye residuos de derribo, de nueva construcción, de rehabilitación y de obras públicas.

Normalmente estos residuos son voluminosos y no pueden depositarse en los contenedores de nuestros pueblos y ciudades. Es precisamente este gran volumen y su dificultad de transporte lo que obliga a realizar una gestión de los residuos inertes responsable, contratando los servicios de empresas especializadas como SMV. De no ser así, pueden depositarse sin control en entornos naturales; algo que supone un alto porcentaje de pérdida de materias primas.

Según el Plan Nacional de Residuos de Construcción y Demolición (PNRCD) 2001-2006 podemos encontrar la siguiente clasificación de residuos inertes:

  • Plásticos.
  • Papel y cartón.
  • Escombros.
  • Piedra.
  • Arena, grava y otros áridos.
  • Restos de hormigón.
  • Asfálticos.
  • Ladrillos, azulejos, tejas y otros cerámicos.
  • Yeso.
  • Restos de madera.
  • Vidrio.
  • Metales.

Tratamiento de los residuos inertes

La gestión y tratamiento de residuos inertes está regulada en el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero sobre la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición (RCDs), y debe realizarse por parte de empresas especializadas encargadas de transportarlos a vertederos inertes.

Los vertederos inertes son espacios controlados donde se depositan los residuos industriales inertes.  En estos lugares está permitido el depósito de escombros y, terminantemente prohibido, arrojar residuos orgánicos o tóxicos. Una vez los residuos llegan allí, personal especializado los estudia y trata para conseguir escombro limpio, es decir, libre de plásticos, maderas, metales y otros restos peligrosos. Con el escombro limpio se fabrica la zahorra, utilizada en construcción y obra pública para rellenos de encofrados o similares.

Las escombreras inertes pueden estar activas entre 10 y 15 años y, una vez colmatadas y clausuradas, se cubren con tierra vegetal siendo completamente seguras.

Residuos inertes: ejemplos de reciclaje

  • Materiales pétreos (piedras, mármoles, pizarra). Pueden machacarse para fabricar áridos o para rellenar terraplenes, subsuelos de carreteras, etc.
  • Metales. Los restos metálicos pueden fusionarse para crear nuevos metales.
  • Plásticos. Su separación debe ser la más rigurosa y debe hacerse aparte del resto de residuos inertes.
  • Maderas. Los residuos de madera pueden triturarse para fabricar palés, andamios o tableros aglomerados. También pueden servir como base para producir biomasa.
  • Asfaltos, Caucho y PVC. Los restos de PVC sirve para fabricar suelos industriales y de garaje, y para proteger cableado eléctrico. Con estos tres materiales también se elaboran pavimentos para carreteras.

En SMV somos especialistas en el tratamiento de todo tipo de residuos urbanos e industriales. Somos gestores autorizados para la recogida y transporte de residuos inertes de acuerdo con la normativa vigente y garantizando el mínimo impacto sobre nuestro entorno y medioambiente.

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