El principal objetivo de cualquier tratamiento de residuos es su recuperación, valoración o eliminación, reduciendo las posibles sustancias tóxicas que contenga y aprovechando la mayor parte de su materia prima. Ésta puede ser reutilizada o usada como fuente de energía o para adecuar su depósito en vertederos.
El tratamiento de los diferentes tipos de residuos inertes y orgánicos puede variar en función del tipo de desecho y de su peligrosidad, de la cantidad del mismo y, sobre todo, en si en la recogida de residuos están mezclados o separados antes de llegar a la planta de reciclaje.
¿Qué son los residuos inertes?
Un residuo es cualquier sustancia u objeto que desechamos. Los residuos se clasifican en relación a su origen, composición y grado de peligrosidad.
Según su origen, los residuos pueden ser domésticos, biorresiduos (derivados de actividades como la jardinería, de la actividad sanitaria, de la construcción) o mineros. Según su composición, pueden ser orgánicos e inorgánicos. Por último, y según su grado de peligrosidad, los residuos pueden ser inertes, peligrosos o tóxicos, y no peligrosos.
Los residuos inertes son aquellos que no experimentan transformaciones físicas, químicas o biológicas o que, en caso de hacerlo, tienen una repercusión mínima. El Real Decreto 1481/2001, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero, añade a esta definición otras características fundamentales para entender cuáles son los residuos inertes. Y es que, además de lo anterior, los residuos inertes «tienen una emisión reducida de lixiviados (percolación fluidos a través de elementos sólidos), son poco tóxicos, y no suponen ningún riesgo para las aguas superficiales o subterráneas». El ejemplo más claro de residuo inerte son los escombros.
Debido a su naturaleza, los residuos inertes no son solubles ni combustibles, ni reaccionan química, física o mecánicamente cuando entran en contacto con el entorno o con otros materiales. Tampoco son biodegradables aunque, por ser inocuos, pueden utilizarse como materiales de relleno en obras, de ahí la importancia de saber reconocerlos y de gestionarlos adecuadamente.
Tipos de residuos inertes
Muchos de los llamados residuos inertes son industriales porque están vinculados al desarrollo de actividades industriales y de la construcción, por eso a veces se denominan “residuos de construcción y demolición”. Este concepto incluye residuos de derribo, de nueva construcción, de rehabilitación y de obras públicas.
Normalmente estos residuos son voluminosos y no pueden depositarse en los contenedores de nuestros pueblos y ciudades. Es precisamente este gran volumen y su dificultad de transporte lo que obliga a realizar una gestión de los residuos inertes responsable, contratando los servicios de empresas especializadas como SMV. De no ser así, pueden depositarse sin control en entornos naturales; algo que supone un alto porcentaje de pérdida de materias primas.
Según el Plan Nacional de Residuos de Construcción y Demolición (PNRCD) 2001-2006 podemos encontrar la siguiente clasificación de residuos inertes:
- Plásticos.
- Papel y cartón.
- Escombros.
- Piedra.
- Arena, grava y otros áridos.
- Restos de hormigón.
- Asfálticos.
- Ladrillos, azulejos, tejas y otros cerámicos.
- Yeso.
- Restos de madera.
- Vidrio.
- Metales.
Tratamiento de los residuos inertes
La gestión y tratamiento de residuos inertes está regulada en el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero sobre la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición (RCDs), y debe realizarse por parte de empresas especializadas encargadas de transportarlos a vertederos inertes.
Los vertederos inertes son espacios controlados donde se depositan los residuos industriales inertes. En estos lugares está permitido el depósito de escombros y, terminantemente prohibido, arrojar residuos orgánicos o tóxicos. Una vez los residuos llegan allí, personal especializado los estudia y trata para conseguir escombro limpio, es decir, libre de plásticos, maderas, metales y otros restos peligrosos. Con el escombro limpio se fabrica la zahorra, utilizada en construcción y obra pública para rellenos de encofrados o similares.
Las escombreras inertes pueden estar activas entre 10 y 15 años y, una vez colmatadas y clausuradas, se cubren con tierra vegetal siendo completamente seguras.
Residuos inertes: ejemplos de reciclaje
- Materiales pétreos (piedras, mármoles, pizarra). Pueden machacarse para fabricar áridos o para rellenar terraplenes, subsuelos de carreteras, etc.
- Metales. Los restos metálicos pueden fusionarse para crear nuevos metales.
- Plásticos. Su separación debe ser la más rigurosa y debe hacerse aparte del resto de residuos inertes.
- Maderas. Los residuos de madera pueden triturarse para fabricar palés, andamios o tableros aglomerados. También pueden servir como base para producir biomasa.
- Asfaltos, Caucho y PVC. Los restos de PVC sirve para fabricar suelos industriales y de garaje, y para proteger cableado eléctrico. Con estos tres materiales también se elaboran pavimentos para carreteras.
En SMV somos especialistas en el tratamiento de todo tipo de residuos urbanos e industriales. Somos gestores autorizados para la recogida y transporte de residuos inertes de acuerdo con la normativa vigente y garantizando el mínimo impacto sobre nuestro entorno y medioambiente.
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