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¿Qué es la economía circular y cuáles son sus beneficios?

La economía circular es un nuevo modelo de producción que promueve la reducción del consumo, el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía, garantizando un crecimiento sostenible en el tiempo.

Debido a que todos los procesos de fabricación de bienes y servicios suponen un coste ambiental, este modelo busca optimizar los materiales y residuos con el objetivo de alargar su vida útil. De esta forma, se separa del actual sistema de usar y desechar, apostando por otro respetuoso con el medioambiente y con bases en la prevención, la reutilización, la reparación y el reciclaje.

¿Por qué es importante adoptar un tipo de economía circular?

 El alza de la demanda global de materias primas, provoca que cada año se consuman muchos más recursos de los que el planeta es capaz de regenerar. Estos hábitos productivos suponen un agotamiento del medio ambiente y la aceleración del cambio climático. Sobre esto, de acuerdo al Foro Mundial para la Naturaleza (WWF), los seres humanos vivimos como si tuviéramos 1,75 planetas y, a este ritmo, en 2050 necesitaremos tres para sobrevivir.

 A modo de ejemplo, en 2022 el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra fue el 28 de julio -un día menos que el año anterior-, momento en que la humanidad ha agotado los recursos naturales disponibles para todo el año, lo que supone que en 208 días hemos terminado con el capital natural para 365.

 Por todo esto, resulta de vital importancia la implementación de un modelo de economía circular con el que reducir la huella ecológica, significando un avance para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados por la ONU en septiembre de 2015 y actualizados a finales de 2021 en la Cumbre del Clima de Glasgow. Allí también se instó a que todos los países convocados se comprometan a desarrollar programas de recortes en sus emisiones para lograr el objetivo de que el incremento de la temperatura oscile entre los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales.

¿Cuáles son los beneficios de la economía circular en la sociedad y las organizaciones?

  • Reducción de las emisiones de gases de CO
  • Reducción de la generación de residuos
  • Incremento del valor de la tierra y del suelo como activos
  • Reducción del impacto ambiental debido a los procesos extractivos de materias
  • Mejoras en el suministro de materias primas con productos más duraderos
  • Ahorro por reutilización de recursos y reducción de costes de extracción y traslado
  • Nuevas oportunidades de negocio en materia de tratamiento y reutilización de los desechos
  • Mayor innovación tecnológica
  • Generación de empleo en pequeñas y medianas empresas
  • Menor dependencia de la importación de materias primas y mayor seguridad del suministro

Pasar de una economía lineal a una circular es un objetivo que como sociedad debemos asumir para preservar la naturaleza en condiciones óptimas para un desarrollo sostenible. Los beneficios de este cambio incluyen la creación de ciudades más habitables, una mayor distribución del valor de la economía, la reducción de la contaminación de ecosistemas marinos y terrestres y de la pérdida de biodiversidad, así como una disminución de los riesgos para la salud humana.

En SMV somos conscientes de la importancia de la economía circular y ofrecemos servicios de reciclaje y gestión de distintos tipos de residuos, bajo una política de calidad y compromiso con el medio ambiente y su entorno.

Para más información sobre nuestro trabajo y servicios te invitamos a visitar nuestro sitio web y a contactarnos a través del siguiente link.

 

 


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26 de enero: Día Mundial de la Educación Ambiental

Hoy 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental con el objetivo de concienciar a las personas sobre la importancia de preservar y proteger al medio ambiente, el cambio climático y la sostenibilidad.

La celebración tiene su origen en 1975, año en el que se organizó en Belgrado el primer Seminario Internacional de Educación Ambiental y que contó con la participación de expertos de más de 70 países. En el marco de este programa organizado por las Naciones Unidas, se establecieron los principios fundamentales de Educación Ambiental que hoy se reflejan en la Carta de Belgrado:

Formar una población mundial consciente y preocupada con el medio ambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos.

En 1977 durante la 1º Conferencia Internacional de Educación Ambiental en Tbilisi, Georgia, se establecen objetivos más concretos para poder cumplir con dichos principios para el desarrollo futuro de esta dimensión educativa: 

  • Consciencia y conocimiento: para que todos podamos adquirir un mayor nivel de sensibilidad, conciencia y comprensión básica del medio ambiente y los efectos de la humanidad en él.
  • Actitudes y aptitudes: ayudar a desarrollar valores, actitudes, compromiso y habilidades para proteger y mejorar el medio ambiente.
  • Acción y participación: fomentar nuevos patrones de comportamiento desde la responsabilidad que ayuden al individuo y su comunidad a cuidar de su entorno.

Para que todos podamos tomar conciencia, resulta de vital importancia conocer las causas y los efectos del cambio climático, así como la necesidad de incorporar hábitos que promuevan el desarrollo sostenible en nuestro día a día. Además, es indispensable aprender cuestiones tan simples como qué son las energías renovables y que el agua es un bien natural, limitado, escaso y esencial para vivir. 

En SMV apoyamos este tipo de iniciativas que fomentan la participación de la sociedad en el cuidado de los recursos naturales de nuestro planeta, para que las futuras generaciones puedan disfrutar y vivir en un mundo mejor.

Para conocer más sobre nuestro compromiso con el medio ambiente, te invitamos a visitar nuestro sitio web a través del siguiente link.


Contenedores de reciclaje: Qué arrojar en cada uno de ellos

¿Sabes qué residuo debes depositar en cada contenedor? para poder arrojar los desechos correctamente, es importante que todos tomemos conciencia y sepamos separarlos en los distintos contenedores para su posterior reciclaje. Para facilitar la tarea de separar y poder resolver dudas, desde SMV te informamos sobre aquellos puntos a tener en cuenta a la hora de arrojar los residuos cotidianos en cada contenedor y si fuera necesario el alquiler de contenedores de obra para vivienda.

En primer lugar, debemos poder diferenciar entre los distintos tipos de residuos dependiendo de su materia prima. De acuerdo a datos recientes, el 29% los residuos que se arrojan en el contenedor amarillo no se recicla, entorpeciendo todo el proceso de reciclaje al no poder separar correctamente los distintos materiales. 

Clasificarlos implica saber diferenciar entre aquellos orgánicos, inorgánicos, papeles y  cartones, favoreciendo la solución a los distintos problemas ambientales como gases contaminantes, y los riesgos que estos suponen para la salud. Para esto, podemos catalogarlos de la siguiente manera:

  • De acuerdo a su composición: bricks, envases de plástico, envases metálicos,  papel, vidrio, etc. 
  • De acuerdo a su biodegradabilidad: orgánicos/inorgánicos.
  • De acuerdo a su origen: domésticos, comerciales, de construcción, hospitalarios, etc.

En este sentido, algunos fabricantes ya han comenzado a añadir en sus envases un símbolo que indica el contenedor en el que deben arrojarse sus envases. De todas maneras, aún quedan muchas dudas sobre qué residuos arrojar en cada contenedor. 

En la actualidad, existen cinco tipos de contenedores de reciclaje con sus variantes para los distintos tipos de residuos, y tres contenedores especiales los cuales resultan menos habituales en las ciudades:

  • Contenedor amarillo: Destinado a envases de plástico (botellas de agua/refrescos, botes de productos de limpieza, envases de cosméticos, tapas y tapones de plástico, etc.).
  • Contenedor azul: Para residuos de papel y cartón limpios (folios, libretas, periódicos, cajas, piezas de cartón como hueveras y tubos de papel higiénico/servilletas). No se debe arrojar papeles manchados o con restos orgánicos.
  • Contenedor verde: En él podemos depositar residuos de vidrio (botellas y botes de refrescos, zumos, salsas, tarros y frascos de conservas/perfumes). 
  • Contenedor marrón: Destinado a almacenar residuos orgánicos como restos de comida, con los que se puede generar compost y biomasa. Como este contenedor no está disponible en muchas ciudades, este tipo de materias orgánicas se pueden depositar dentro del contenedor gris/verde oscuro.  
  • Contenedor gris/verde oscuro: Destinado a la basura doméstica que no dispongan de un contenedor específico (restos de alimentos, productos elaborados con materiales orgánicos como los tapones de corcho, etc.).

En cuanto a los contenedores especiales podemos destacar:

  • Contenedor rojo: Para depositar residuos tóxicos/peligrosos como los residuos sanitarios. Estos residuos deben ser recogidos, transportados y tratados por empresas como SMV, por lo que no es habitual encontrar estos contenedores en las calles. 
  • Contenedor blanco: Destinado a los residuos de medicamentos caducados y sus envases. Podremos localizarlos en los llamados puntos SIGRE de las farmacias. Para su correcto reciclaje, estos deben ser desechados en su envase original y con su respectivo prospecto.
  • Contenedor naranja: En él podemos depositar el aceite doméstico que utilizamos para reciclar, el cual puede ser reutilizado para fabricar biodiésel. Es importante destacar que para poder desecharlo, este tiene que ser depositado en un envase de plástico. Para aquellas ciudades que no disponen de este tipo de contenedores, estos pueden ser también desechados en los distintos puntos limpios.  

En SMV somos especialistas en la gestión de todo tipo de residuos como aquellos peligrosos/no peligrosos, residuos sandach, RAEES, entre otros. Además nos encargamos de la recogida de aceite usado en forma doméstica, de aquel proveniente de la hostelería y talleres mecánicos con el objetivo de reducir el impacto medioambiental que esto supone.

Para más información sobre nuestros servicios, te invitamos continuar visitando nuestro sitio web a través del siguiente link.  


Cómo ser más sostenibles en nuestra rutina diaria

Tener hábitos de vida sostenibles supone cambiar nuestras costumbres de consumo en pos del cuidado del medio ambiente, la pérdida de especies y biodiversidad. Para esto, resulta necesario adoptar pequeñas acciones en nuestro día a día, con el objetivo de proteger los recursos naturales del planeta y el futuro de las nuevas generaciones.

En 1987 se publica el Informe Brundtland de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en donde se define como “El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas”. Sin embargo, el impacto negativo de nuestro modo de vida sobre el medio ambiente no ha dejado de crecer, agravando los problemas medioambientales a resolver durante este siglo. 

Para poder afrontar estas consecuencias, se han generado distintas acciones con el objetivo de lograr un estilo de vida sostenible a nivel global. Ejemplos de esto son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados en 2015 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), además de las iniciativas individuales de aquellos jóvenes preocupados por su futuro que ya han empezado a tomar medidas.

Todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de crear un cambio positivo mediante las decisiones que tomamos cada día. Desde SMV te brindamos algunos consejos para incorporar unos hábitos sostenibles desde casa:

  • Adopta un consumo responsable: Reduce el desperdicio de comida y agua, y apuesta por la economía circular y la eficiencia energética. 
  • Movilidad sostenible: En trayectos cortos, desplázate en medios de transporte más ecológicos como bicicletas o patinetes.
  • Alimentación sostenible: Consume alimentos ecológicos y come más fruta y verdura.
  • Diseño sostenible: Apuesta por el ecodiseño, desde camisetas hasta gafas, zapatos o cepillos de dientes.
  • Recicla y usa menos plásticos: Recuerda siempre reciclar adecuadamente y evita el uso de plásticos de un solo uso. 
  • Educación ambiental: Comparte tu experiencia y conciencia a tu entorno sobre la importancia de la sostenibilidad. 

Además, resulta fundamental evitar ciertas actividades domésticas que aunque no lo creamos también contaminan. Ejemplos de estas acciones son:

  • Utilizar desodorantes en aerosol
  • Depositar las pilas en la basura normal
  • Arrojar chicles al suelo
  • Beber agua en botellas de plástico
  • Echar toallitas higiénicas al váter

Estos pequeños gestos son los que marcan la diferencia en la protección del medio ambiente, un compromiso que se refleja en nuestra salud y nuestro bolsillo. En SMV somos conscientes de la importancia de estas acciones ofreciendo servicios de reciclaje y gestión de distintos tipos de residuos. Para más información te invitamos a visitar nuestro sitio web y a contactar con nosotros a través del siguiente link.  


17 de mayo: Día del Mundial del Reciclaje

El próximo 17 de mayo es el Día Mundial del Reciclaje y en SMV queremos brindarte toda la información sobre esta fecha en la que el objetivo principal es el concienciar a la población sobre la importancia de Reducir, Reutilizar y Reciclar para proteger al medio ambiente.

En el año 2005 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha fijado esta fecha con el fin de fomentar una mayor responsabilidad por parte del ciudadano consumidor, quienes extraen las materias primas, y quienes finalmente las transforman en bienes de consumo.

En este sentido, una de las mayores preocupaciones de todos los gobiernos, es el poder encontrar la manera de conseguir generar un menor volumen de basura en los próximos años. Las grandes ciudades generan inmensas cantidades de residuos que al acumularse, provocan malos olores, atraen plagas y contaminan al medio ambiente. Además, la incineración de estos desechos supone que toneladas de agentes contaminantes e insalubres lleguen a la atmósfera.

La regla de las tres erres se ha creado para reducir la cantidad de residuos generados y minimizar la huella de carbono. A continuación te detallamos en qué consiste:

  • Reducir: simplificar o cambiar los hábitos de consumo como por ejemplo utilizando bolsas de tela al hacer la compra con el objetivo de evitar las bolsas de plástico. 
  • Reutilizar: darle una segunda vida a las cosas que ya no utilizamos, como los envases de vidrio que podemos utilizar para guardar conservas o las botellas de plástico que podríamos convertir en maceteros.
  • Reciclar: transformar los distintos residuos junto con sus materiales en nuevos productos. Un ejemplo claro de esto es el reciclaje de papel, el cual es útil para evitar las consecuencias que puede suponer la tala de árboles en el ecosistema.

El empezar a tratar los residuos como corresponde y el cambiar nuestros hábitos de consumo empezando desde casa, trae consigo grandes beneficios para el medio ambiente a corto y largo plazo, alguno de ellos son:

  • Preservación de recursos naturales.
  • Ahorro de energía.
  • Reducción de la contaminación del suelo, agua y aire.
  • Reducción del volumen de residuos y la contaminación que estos suponen.

Tanto las administraciones públicas como los ciudadanos debemos aunar esfuerzos para tratar de evitar que la contaminación, la deforestación y la pérdida de biodiversidad continúe aumentando excesivamente como en los últimos años. En el Día Mundial del Reciclaje todos debemos tener claro que una sociedad avanzada es aquella que no ensucia y que no contamina, y es por eso que desde SMV apoyamos esta iniciativa para que todos podamos tener conciencia de la importancia del cuidado del medio ambiente.


Consecuencias del plástico en mares y océanos

Se calcula que en 2021, los seres humanos hemos desperdiciado una media de 8 millones de toneladas de plástico y que si tenemos en cuenta las cifras de los últimos años, ya hemos superado los 150 millones de toneladas en nuestros mares y océanos. Desde SMV queremos informarte sobre las consecuencias que el plástico en mares y océanos puede suponer, con el objetivo de concienciar de cara a nuestro futuro. 

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el plástico es uno de los materiales más contaminantes y que su tiempo de degradación puede alcanzar los 1.000 años. Además, otra característica del plástico es su rápida dispersión, por lo que podemos encontrarlo en distintos puntos del planeta, desde el Ártico hasta la Antártida.

A pesar de esto, en la actualidad el plástico se ha convertido en uno de los materiales más comunes utilizados por la sociedad, desde envases de bebidas y detergentes, electrodomésticos, el sector sanitario, entre otros. Aunque desde el 3 de julio de 2021 ha entrado en vigor la prohibición de los plásticos de un solo uso en toda la Unión Europea, aún queda mucho por hacer. 

Para que todos podamos tomar conciencia, a continuación, te detallamos las consecuencias que este tipo de contaminación puede ocasionar en el medioambiente, con el objetivo de cambiar nuestros hábitos:

  • El plástico no sólo daña al ecosistema marino, sino que también afecta a una bacteria fotosintética que ayuda a los seres humanos a respirar bajo el agua. Esta bacteria, que resulta ser la más abundante del océano, nos provee el 10% del oxígeno de nuestro planeta.
  • Los pequeños trozos de plástico que se encuentran en los mares por la descomposición  de los plásticos más grandes, son ingeridos por peces y otros animales marinos, lo que puede ocasionar problemas de digestión e incluso la muerte.
  • Los aditivos químicos del plástico contaminan el agua y al ser ingeridos por estos animales, pueden entrar en la cadena alimentaria suponiendo también un alto riesgo para el ser humano.  
  • Además, afecta enormemente a nuestra economía ya que este tipo de contaminación puede suponer diversos daños tanto en el turismo como en el sector pesquero. 

Un ejemplo claro es la denominada “Isla de Basura” también llamada “Isla Tóxica” compuesta de 1,8 billones de trozos de plástico flotante y situada en el océano Pácifico Norte entre Hawái y California. Si bien existen 5 islas de basura en todo el mundo, esta resulta ser la más extensa alcanzando los 1.6 millones de km2, triplicando el tamaño de Francia.

Para evitar las consecuencias del plástico en mares y océanos, resulta importante que todos aportemos nuestro granito de arena mediante pequeñas acciones como su descarte en los contenedores amarillos para su correcto reciclaje. En SMV contamos con una gran flota de camiones y contenedores para la recogida de este tipo de residuos en forma segura, haz click aquí para conocer más sobre este servicio.


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Conversión de residuos en energía renovable ¿es posible?

La conversión de nuestros residuos en energía es clave para cumplir la normativa europea que establece que la cantidad de residuos urbanos depositados en vertederos en 2035 debe ser menor de un 10%

Pero, ¿cómo es la energía producida por los residuos orgánicos? ¿Cuál es el proceso a seguir?

Tradicionalmente, el método más "fácil" para convertir los residuos en energía era incinerarlos. Es decir, se quemaban tanto aquellos residuos combustibles seguros como restos de comida, cartones, papeles o telas. 

Los resultados obtenidos a nivel mundial era positivos: en Japón se trataban anualmente casi 40 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos por métodos térmicos, mientras que en Suecia las incineradoras podían generar energía suficiente para satisfacer un 20% de las demandas de calefacción del país y suministrar energía a más de 250.000 hogares. 

El problema de incinerar los residuos para obtener energía es que, durante el proceso, se generan contaminantes atmosféricos como metales pesados, dioxinas y gases ácidos. Y, aunque con las incineradoras modernas estas emisiones son bajas, era necesario buscar otros métodos más limpios.

Pirólisis y gasificación: dos formas de obtener energía de residuos urbanos 

Hoy en día existen diferentes tecnologías para generar energía a partir de residuos.  Todas siguen estrictas normas ambientales y nos permiten convertir hasta el 98% de los residuos en energía.

Podemos clasificarlas en dos grupos: térmicas (generan electricidad a través de la combustión directa) y no térmicas (producen metano, etanol, hidrógeno y otros tipos de combustibles sintéticos). 

Dentro de estas tecnologías destaca la pirólisis, una forma de termólisis que permite descomponer los residuos, a través de calor (las temperaturas pueden alcanzar los 600 °C), en un entorno inerte completamente libre de oxígeno. Las fuentes de energía que pueden obtenerse a través de la pirólisis son: un 35 % del peso total de los residuos se convierte en carbón; un 40% se transforma en líquido biocombustible; y un 10% en gas artificial.

Actualmente, también podemos convertir los residuos en gas, e incluso transformar los gases de vertedero (que se generan naturalmente al descomponerse los desechos) en energía. 

La gasificación permite la conversión de residuos sólidos municipales, combustibles derivados de residuos, plásticos, restos de la industria agrícola, materia seca de los lodos de depuración y carbón en energía sostenible. Concretamente, en gas sintético con valor calorífico equivalente porcentualmente a un 10-15% del gas natural. 

Este proceso tiene otras ventajas: alrededor del 50% de los gases de invernadero es metano, perjudicial para la atmósfera y que contribuye a aumentar el efecto invernadero. Si somos capaces de "capturar" este gas, reduciremos la contaminación. 

¿Qué fuentes de energía se pueden obtener de nuestros residuos?

Biomasa

La biomasa es una de las fuentes energéticas más antigua. Este concepto engloba toda la materia orgánica susceptible de ser utilizada como fuente de energía. La biomasa puede ser: 

  • Natural. Se produce en la naturaleza, sin intervención humana.
  • Residual. Proviene de las actividades de las personas (por ejemplo, los residuos orgánicos urbanos).
  • Producida. Se trata de un tipo de recurso (generalmente vegetal) cuya única finalidad es el aprovechamiento energético.

En el caso de la biomasa residual, algunos procesos como la torrefacción o la pirólisis usan temperaturas elevadas para alterar químicamente y producir un combustible sólido denominado biocarbón. 

Biocombustibles (biogás, biodiésel, biometano, etc.)

Los procesos de conversión de residuos en energía pueden crear biocombustibles líquidos a partir de biomasa. 

Actualmente, nuestro país utiliza tanto los residuos urbanos como los residuos de depuradoras para generar biogás que puede usarse como combustible para medios de transporte y en el ámbito doméstico (calefacción, cocinas, etc.). 

Otro de los combustibles que podemos obtener gracias a la conversión de residuos urbanos en energía es el biodiésel, cuyos principales componentes son aceites vegetales y grasas animales. Las propiedades del biodiésel son prácticamente las mismas que las del gasóleo (gasoil), aunque su punto de inflamación es superior.

Respecto al biometano, es un tipo de gas renovable obtenido a partir del biogás que, por sus características, tiene un poder energético parecido al del gas natural. Su principal ventaja es que puede sustituirlo, siendo una alternativa mucho más sostenible: es neutro en CO₂, limpio y sin partículas. Además, el biometano puede inyectarse en la red de gas natural o comprimirse en GNC para uso como combustible o para producir calor o electricidad. En países como en Suecia, el uso del biometano como combustible ya ha superado al del gas natural (57%).

En SMV realizamos un tratamiento integral de tus residuos. Si tienes dudas, consúltanos.


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¿Qué tipos de plásticos se pueden reciclar?

El plástico es uno de los materiales que más utilizamos en nuestro día a día y uno de los que mayor cantidad de residuos produce. Actualmente, su uso es muy diverso por disponer de una versatilidad que nos permite fabricar complementos de ropa, enseres de cocina o de higiene personal, muebles, elementos de decoración para el hogar, etc.

Generalmente los plásticos se fabrican con polímeros de resinas mezclados con sustancias que provienen del petróleo y que se moldean mediante presión y calor. Dependiendo de cómo sea este moldeado podemos obtener diferentes tipos de plástico que, a su vez, tienen distintas propiedades físicas y mecánicas (mayor o menor flexibilidad, dureza, capacidad de aislamiento, etc.). Del mismo modo, en función de sus propiedades sabrás qué plásticos se reciclan o no.

¿Cómo se recicla el plástico?

Antes de saber qué plásticos se reciclan has de entender el proceso de reciclado de los residuos plásticos: aunque es relativamente sencillo. El camino comienza en los contenedores amarillos, desde donde los plásticos se llevan a las plantas de selección.

Después, las piezas se clasifican por su composición y por sus color. No hay que olvidar que los residuos de plástico se rompen y trituran en pequeños trocitos o bolitas llamadas granzas que servirán como base para fabricar cualquier otro producto. Si todas las piezas son de la misma densidad y color, la elaboración de las granzas es más sencilla y barata ya que se ahorrará dinero en tintes.

Tras clasificar por composición y color, y antes del triturado, se retiran impurezas (como las etiquetas de papel) de los recipientes de plástico. El siguiente paso es el lavado y tratamiento y, una vez convertidas en granzas, vuelven a pasar por un segundo proceso de limpieza para que las impurezas más densas queden abajo.

El último paso del reciclado del plástico es el secado y centrifugado de las granzas que, completamente secas, se someterán al proceso de calor y moldeado para fabricar nuevos envases, embalajes, aparatos electrónicos, etc.

¿Sabes qué es el Código de Identificación del Plástico?

Prácticamente todos los plásticos pueden reciclarse. Sin embargo, los que están  fabricados con materiales difícilmente separables, muy degradados por las condiciones atmosféricas, o muy pigmentados, no pueden reciclarse.

Para saber cuáles son los plásticos que se pueden reciclar y cuáles no es importante conocer los diferentes tipos de plásticos. Y como saber cuál es la composición del plástico a simple vista es muy difícil, tenemos que tomar como referencia el Código de Identificación Plástico.

El RIC (por las siglas en inglés de Resin Identification Code) nació en la Sociedad de la Industria Plástica de EEUU y se implantó en 1988 como un estándar de clasificación que, actualmente, es válido prácticamente en todo el mundo.

¿Cómo se interpreta este código? El RIC tiene un número identificativo que se corresponde con el tipo de resina con la que se ha fabricado el plástico en cuestión. Este número aparece dentro de un triángulo con esquinas redondeadas. Debajo de éste hay unas siglas identificativas del tipo de polímero usado en este proceso.

La información del RIC no indica que esa pieza se haya fabricado con plástico reciclado o que pueda reciclarse. Simplemente, sirve para el facilitar la separación.

¿Qué clases de plástico se pueden reciclar?

Actualmente son siete los tipos de plástico y seis los que responden a qué plásticos se reciclan con total seguridad:

  1. PET o PETE (Tereftalato de polietileno). Es un plástico transparente que se usa para fabricar botellas de agua o refrescos. Este plástico tiene buena resistencia al vapor y a los gases. Es uno de los plásticos más usados y reciclados.
  2. PE-HD o HDPE (Polietileno de alta densidad). Este plástico se utiliza para fabricar envases de lácteos, zumos, champú, perfume, detergentes, etc. Resiste bien la humedad y es muy duro.
  3. PVC (Policloruro de vinilo). Este plástico es rígido, duro y versátil, y se utiliza para embalar elementos no alimenticios.
  4. LDPE (Polietileno de baja densidad). El LDPE es muy flexible e impermeable al vapor. Se utiliza para fabricar bolsas de alimentos y de basura, botellas exprimibles o tapas flexibles.
  5. PP (Polipropileno). Se emplea sobre todo en la fabricación de utensilios de cocina, como por ejemplo platos de plástico para microondas, pajitas de bebida, cubiertos desechables, etc.
  6. PS (Poliestireno). Muy fácil de moldear, el poliestireno se usa para fabricar material electrónico y espuma de embalaje.

Por seguridad alimentaria, los plásticos con el número 2, 3, 5 y 6 no se pueden reciclar para obtener nuevos envases de comida. Además, en España el número 1 solo puede utilizarse para fabricar botellas de agua y de refrescos, siempre que el envase contenga un mínimo de un 50% de plástico no reciclado.

Por último, y con el número 7 y la letra O, se catalogan aquellos plásticos fabricados con la mezcla de varias resinas, entre ellas el policarbonato y el ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno). Estos plásticos no pueden reciclarse.

Esperamos que esta guía te resulte de utilidad para saber qué tipos de plástico se puede reciclar de forma sencilla e intuitiva. Desde SMV nos encargamos de la recogida y transporte de residuos, incluido los desechos plásticos. Si necesitas este servicio, no dudes en contactarnos.


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¿En qué se diferencia una bolsa biodegradable y una compostable?

El plástico es uno de los materiales más contaminantes del planeta: los millones de toneladas de residuos plásticos producidos a lo largo de los años tardan mucho tiempo en desaparecer, y la mayoría terminan en mares y océanos, donde se acumulan conformando alrededor del 80% del total de la basura vertida en el mar. 

Pongamos un ejemplo práctico: una sola bolsa de plástico, como las que utilizamos para hacer la compra, tarda en descomponerse una media de 150 años.

Este es uno de los motivos que ha llevado a los Gobiernos y a la industria a apostar con fuerza por los materiales "biodegradables", desarrollados con productos orgánicos que pueden descomponerse de manera natural en un plazo de tiempo relativamente corto. 

Entre estos materiales destacan los llamados "bioplásticos", derivados de fuentes de biomasa renovables como grasas, aceites vegetales, almidón de maíz o desechos de alimentos. 

Algunos de estos bioplásticos están hechos con ácidos polilácticos (PLA) presentes en plantas como maíz y caña de azúcar, y otros de polihidroxialcanoatos (PHA) producidos a partir de microorganismos. 

¿Qué son las bolsas de basura biodegradables? 

Las bolsas de basura biodegradables se hacen con materiales de biodegradabilidad rápida. Algunos ejemplos son las bolsas que se utilizan para recoger las heces de los perros o las que se fabrican con almidón de maíz o con almidón de patata. 

La principal característica de las bolsas biodegradables es que pueden descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos como bacterias, plantas o animales. También al estar en contacto con el agua, el aire o la luz solar. 

Para ser consideradas biodegradables, las bolsas de basura deben cumplir la norma UNE-EN 13432, que garantiza que el material con el que están confeccionadas se convertirá en nutrientes o en biomasa.

El motivo es que, algunas bolsas, a priori biodegradables, incluyen (aunque en proporciones prácticamente imperceptibles), derivados del petróleo y metales pesados como el cadmio, el plomo y el berilio.

Por este motivo, estas bolsas deben depositarse siempre en el contenedor de resto o basura genérica. 

¿Cuál es la diferencia entre una bolsa biodegradable y una compostable?

Las bolsas compostables están fabricadas con fécula vegetal y no producen residuos tóxicos. 

Esto quiere decir que se degradan biológicamente de manera natural, produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa, y sin dejar residuos visibles o distinguibles en este proceso.

Cuando las bolsas compostables son degradadas por la acción del hombre, se convierten en compost o en abono orgánico, un recurso muy útil y de calidad. El tiempo que un material tarda en ser compostado depende de los organismos descomponedores que participan en el proceso (aire, bacterias, temperatura, etc.).

Debido a su composición, las bolsas compostables pueden depositarse en el contenedor marrón, también llamado "de compostaje" o de residuos orgánicos. 

Por tanto, la diferencia entre una bolsa biodegradable y una compostable está en el material con el que se fabrica. 

Además, recuerda que, aunque todos los materiales compostables son biodegradables, al contrario no ocurre lo mismo, ya que no todos los materiales biodegradables son compostables

Otro tipo de bolsas “eco” que utilizamos en nuestro día a día

Dentro del compromiso internacional para reducir el consumo de plástico, desde el 1 de julio de 2018 está prohibida la entrega gratuita de bolsas de plástico en comercios y tiendas de nuestro país. 

Además, desde el año 2020, las bolsas gruesas deben contener al menos 50% de plástico reciclado, quedando prohibidas las de plástico fragmentable. 

En 2021 también se han prohibido las bolsas de plástico ligeras y muy ligeras, salvo que sean bolsas compostables. 

Todos estos aspectos relacionados están recogidos en el Real Decreto 293/2018, de 18 de mayo, sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y por el que se crea el Registro de Productores.

De manera genérica, la recomendación general es que, si tenemos que usar bolsas de un único uso, sean bolsas compostables, pues son las menos dañinas para el medioambiente.

Otros tipos de bolsas

  1. Degradables, oxodegradables o fragmentables. Aunque están fabricadas con petróleo, este tipo de bolsas llevan un aditivo que acelera su degradación al entrar en contacto con la luz o con el oxígeno
  1. Reutilizables. Dentro de este grupo encontraríamos las bolsas de nylon, tela y otros materiales resistentes, y que son una muy buena opción para nuestras hacer nuestras compras. Las bolsas tradicionales de polietileno, con un porcentaje de PET reciclado y un grosor mayor, pese a ser de plástico, tampoco son una mala alternativa, ya que podemos usarlas muchas veces reduciendo su impacto en el entorno. 
  1. Recicladas. Se trata de bolsas de plástico y de otros materiales fabricadas a partir de residuos reciclados. Esto no quiere decir que sean biodegradables o compostables. Simplemente, que se fabrican aprovechando recursos ya consumidos, lo que contribuye a reducir la huella ecológica en el planeta.

Esperamos haberte sido de gran ayuda para resolver tus dudas entre las bolsas compostables y las biodegradables.


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¿Qué se hace por el reciclaje en los colegios y cómo se puede implementar?

Enseñar a reciclar a edades tempranas es fundamental para adquirir este hábito en la infancia y practicarlo a lo largo de toda la vida. 

Para ello, es fundamental concienciar a nuestros hijos sobre el respeto al medioambiente, una idea que debemos inculcar en casa y que debe reforzarse gracias a la "educación ambiental" en el colegio.  Es cierto que esta normalmente aborda temas más complejos como el agujero de la capa de ozono o el calentamiento global, pero puede ser más accesible para los niños al tratar cuestiones diarias como el reciclaje. 

De hecho, se estima que el 80% de los materiales utilizados en los centros educativos se puede reciclar. 

¿Qué materiales/objetos se pueden reciclar en el colegio?

  • Papel y cartón. Un material muy utilizado en el colegio y muy sencillo de reciclar.
  • Plásticos y tetrabriks. El uso de plásticos se reduce cada vez más. Aun así, conviene generar espacios donde los más pequeños puedan depositar residuos como tetrabriks de zumos o envases de comida. 

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  • Tapones de plástico. La recogida de tapones de plástico está muy extendida y en algunos colegios incluso hay contenedores específicos para ello. Generalmente, su recogida suele asociarse a causas solidarias, por lo que los niños se sienten realmente útiles. 
  • Ropa. En algunos colegios también se instalan contenedores de ropa que, después, se dona a alguna asociación o se lleva a puntos de recogida para su reciclaje. 
  • Libros y material escolar. Los libros de texto son "efímeros", ya que solo se utilizan durante un curso escolar. Por eso, cada vez más colegios apuestan por crear "bancos de libros" para su reutilización. De esta forma, las familias ahorran dinero, a la vez que conciencian a los niños sobre la importancia del reciclaje. Respecto a material escolar como bolis, rotuladores o portaminas, se deposita en el contendor amarillo. Por eso, muchos centros educativos disponen de pequeños recipientes amarillos para facilitar su reciclaje. 
  • Juguetes. Las campañas puntuales de recogida de juguetes son otra forma de enseñar reciclaje en el colegio. Esta actividad ayuda a los niños a ser más conscientes de lo que tienen, a empatizar con los demás y a mantener en orden sus cosas. 

Ventajas de enseñar reciclaje a los niños:  

  • Favorece el desarrollo de la conciencia ecológica y el compromiso con el medioambiente.
  • Contribuye a reducir la contaminación y el impacto medioambiental
  • Supone un ahorro económico: si enseñamos reciclaje en el colegio, las familias reutilizan objetos y ahorran dinero. 
  • Educa en valores positivos como la responsabilidad, la empatía o la solidaridad.
  • Inculca buenos hábitos. Entre ellos, mantener el orden o cuidar las cosas para alargar su vida útil. 
  • Puede ser divertido. De hecho, muchas veces los niños ven el reciclaje como un juego.
  • Fomenta la creatividad. Reutilizar materiales para hacer manualidades o crear algo con objetos que parecen “basura” supone un reto creativo para los niños. 

5 ideas de reciclaje en el colegio

Generar un proyecto de reciclaje en el colegio es clave para que los alumnos se conciencien de la importancia de la reutilización, el reciclado y la reducción del consumo de materiales. 

Otras ideas que pueden ayudarte a poner en marcha esta iniciativa son: 

  1. Pon cajetines para reciclar papel 

En los colegios se utiliza mucho papel, así que una buena idea para concienciar sobre el reciclaje es instalar un cajetín en las aulas o en la sala de fotocopias para que los alumnos puedan depositar allí el "papel sucio", que puede utilizarse después para actividades y manualidades. 

  1. Instala papeleras de reciclaje en puntos accesibles

Aprender a reciclar implica convertir este gesto en algo cotidiano. Una idea para que los niños se familiaricen con el reciclaje es utilizar papeleras de colores a imitación de los contendores urbanos para depositar allí sus residuos (azul para el papel, amarilla para el plástico, marrón para residuos orgánicos y biodegradables, etc.). También puedes habilitar otra papelera para residuos que requieren un reciclaje especial como tóneres de impresoras, aparatos electrónicos, pilas, cables, etc. 

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  1. Visita una planta de reciclaje o un punto limpio 

Muchas veces, la mejor forma de asentar los conocimientos enseñados en el aula es aplicarlos a situaciones prácticas. Por eso, una buena idea para enseñar reciclaje en el colegio es visitar una planta de reciclaje o un punto limpio. De esta forma, los alumnos ampliarán su visión sobre el reciclaje, resolverán sus dudas y podrán ver de primera mano el funcionamiento de estas instalaciones. 

  1. Pon en marcha un programa de compostaje 

El compost es un fertilizante que utiliza como base residuos orgánicos (desechos domésticos, hierbas, etc.). Los colegios con un espacio exterior o con comedor pueden iniciar un programa de compostaje que tendrá como objetivo reducir la cantidad de desperdicios de comida

  1. Crea un huerto con materiales reciclados 

Tener un huerto en el colegio sirve para concienciar a los niños a la vez que aprenden a ser responsables, ya que deben asumir el cuidado de las plantas. Un consejo para aprender técnicas de reciclado es crear macetas con botellas o bricks. Con esta idea, también impulsaremos el que los niños aprovechen las semillas de las frutas que comen, e incluso que utilicen cáscaras de plátanos, manzanas o naranjas como abono natural. 

Ahora solo queda ponerse manos a la obra y ayudar a los más pequeños a aportar su granito de arena en el mundo del reciclaje.