Las aguas residuales no tratadas pueden estar contaminadas y suponen un importante peligro para la salud pública. De hecho las aguas residuales son uno de los desechos más nocivos que producimos los seres humanos.

Cuando las aguas residuales son vertidas sin control o sin la gestión adecuada, pueden dañar las aguas dulces (ríos y lagos), y el medio marino y convertirse en una grave amenaza para la fauna y la flora. Además este proceso favorece la eutrofización, una proliferación excesiva de algas que asfixian otras formas de vida.

En este artículo, desde SMV te explicamos qué son las aguas residuales, cómo se clasifican (aguas residuales domésticas, aguas residuales de industrias y aguas residuales urbanas) y cuál es el proceso para tratarlas correctamente.

Aguas residuales: ¿qué son?

Las aguas residuales son aquellas resultantes de procesos domésticos e industriales y que han sido afectadas negativamente por la acción del ser humano. El agua que utilizamos en casa (en el inodoro, para lavar los platos o en la lavadora), en procesos industriales (fábricas) y del sector primario (agricultura, ganadería y apicultura) o a nivel urbano (sistema de alcantarillado,etc.) se consideran aguas residuales.

¿Por qué es necesario tratar las aguas residuales?

Normalmente las aguas residuales tienen muchos contaminantes (grasas, microplásticos, partículas de jabón o detergente, materia orgánica, residuos industriales, herbicidas, plaguicidas, etc.) y algunos son altamente tóxicos. Si no se gestionan correctamente por una cuestión accidental o por mala praxis, estos tóxicos pasan a las aguas naturales y acaban contaminándolas a nivel físico, químico o biológico.

Tanto las aguas residuales procedentes de las actividades industriales, como las aguas residuales urbanas deben depurarse antes de volver a la naturaleza. Para ello se conducen a plantas o estaciones depuradoras donde se someten a diferentes tratamientos.

Tipos de aguas residuales según su origen

Las aguas residuales pueden clasificarse en tres grandes grupos:

Aguas residuales domésticas/urbanas

Tienen su origen en las viviendas y están producidas, en esencia, por el metabolismo humano y por las actividades domésticas. Estas aguas suelen estar contaminadas por elementos orgánicos, sólidos sedimentables y bacterias.

Aguas residuales de industrias

Son aguas residuales vertidas desde lugares con finalidad comercial o industrial. Todo el agua derivada de fábricas, plantas de producción energética, de consumibles o manufactureras son aguas residuales industriales.

Aguas residuales de la agricultura y la ganadería

Son aguas residuales derivadas de actividades como el regadío. Puesto que algunos cultivos necesitan mucha agua, también producen muchas aguas residuales. Algo similar ocurre con la ganadería intensiva, que produce aguas residuales contaminadas con productos químicos que se usan para criar ganado, desechos fecales y orina de los animales.

Normativa sobre el tratamiento de aguas residuales de industrias

La depuración de aguas residuales es obligatoria desde la publicación de la Directiva 91/271/CE de 21 de mayo. De hecho, todos los núcleos urbanos deben disponer, según su aglomeración y extensión, de instalaciones que garanticen la recogida y el tratamiento de aguas, y no pueden verter aquellas residuales directamente en ríos o espacios naturales.

Las empresas, además, deben disponer de un permiso de vertido específico, y todas sus aguas deben tratarse y sanearse antes de ser descargadas en el alcantarillado. Esta autorización es estándar (Orden AAA/2056/2014, de 27 de octubre, por la que se aprueban los modelos oficiales de solicitud de autorización y de declaración de vertido), y se obtiene en función de:

  • El origen de las aguas residuales.
  • La localización del punto de vertido.
  • El caudal y valores límite de emisión del efluente.
  • Las instalaciones de depuración y evacuación de la empresa.
  • El pago de una tasa del canon de control de vertidos destinada a la protección, mejora y estudio del medio receptor de las aguas residuales de industrias.
  • Las actuaciones desarrolladas por la empresa para reducir la contaminación de sus aguas.
  • El lugar donde se depositen los vertidos: conectores, cauce público, medio natural o el mar.  En este último caso, el tratamiento y gestión de agua se observa en el REAL DECRETO 1471/1989, modificado por RD 1115/1992, sobre legislación de aguas marinas.

 

La Directiva 91/271/CE está recogida, a su vez, dentro del Marco del Agua europeo contemplado en la Agenda 2030. Otras directivas que se aplican directamente a las aguas residuales de industrias son:

  • Directiva 96/61/CE relativa a la prevención y al control integrados de la contaminación.
  • Directiva 86/278/CEE relativa a la protección del medio ambiente y, en particular, de los suelos, en la utilización de los lodos de depuradora en agricultura.
  • Directiva 86/280/CEE del Consejo, de 12 de junio de 1986, relativa a los valores límite y los objetivos de calidad para los residuos de determinadas sustancias peligrosas comprendidas en la lista I del Anexo de la Directiva 76/464/CEE.

En el marco nacional, la gestión y el tratamiento de aguas residuales de la industria se recoge, entre otras, en la Ley 5/2002, de 3 de junio, sobre vertidos de aguas residuales industriales a los sistemas públicos de saneamiento.

Gestión y tratamiento de las aguas residuales de origen industrial

Las aguas residuales de industrias pueden tener diversos orígenes y su tratamiento es diferente en cada caso, aunque siempre buscando que el vertido no cause impacto en el medioambiente. Si el agua tratada vuelve a la red pública de saneamiento, su composición deberá adaptarse a la normativa vigente. Cuando un vertido cero sea imposible, la única solución es aplicar los tratamientos necesarios para su adecuación a los límites de vertido establecidos por ley.

El tratamiento de las aguas residuales industriales debe realizarse en una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDRA). El agua llegará hasta ella a través de conectores y allí permanecerá 24 – 48 horas antes de ser devuelta a su cauce receptor.  En este tiempo se somete al siguiente proceso:

  • Pretratamiento. Permite eliminar residuos de gran tamaño, grasas flotantes y arenas y sólidos de mayor grosor.
  • Tratamiento Primario. El agua se deja reposar en unos grandes estanques de agua llamados decantadores. El objetivo es que los residuos ligeros suban a la superficie y los pesados (fangos) vayan hacia el fondo. Los métodos usados en este tratamiento son sedimentación, flotación o neutralización (disminuyendo los niveles de pH del agua).
  • Tratamiento Secundario. Las aguas residuales pasan a unas grandes balsas en las que se someten a procesos aeróbicos y anaeróbicos para eliminar restos orgánicos. En este tratamiento el agua se remueve constantemente con unas batidoras. Para la depuración se usan lodos activos, lechos bacterianos, filtros verdes o digestión anaeróbica.
  • Tratamiento de fangos. Sirve para eliminar los agentes patógenos del agua. Esta fase se centra en el tratamiento de fangos agua, que pasan a otra instalación (digestor) donde se tratan antes de ser almacenados. Normalmente esta última parte del proceso es opcional y se realiza cuando el agua se va a reutilizar, por ejemplo para riego de jardines o cuando se vierte en espacios protegidos. 

En SMV somos expertos en el tratamiento de residuos de industrias. Si necesitas asesoramiento sobre esta materia, contacta con nosotros.